Diario de León

| Perfil | Julián Alonso, una vida de película |

«Le he cortado el pelo a Rajoy y a Zapatero»

Vitalista y emprendedor, Julián Alonso recibe con orgullo el galardón y atribuye a la constancia el secreto de su éxito

Julián Alonso, ayer, en su domicilio

Julián Alonso, ayer, en su domicilio

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M. Rabanillo - león
León

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Los recuerdos de infancia de Julián Alonso se forjaron en la peluquería de su padre, en la calle Padre Isla de León. «Iba a las escuelas nacionales de Julio del Campo y al salir siempre me acercaba a la peluquería a ganar unas propinillas». Así, en familia, comenzó la carrera de Julián, una trayectoria que le ha merecido la Medalla de Plata al Trabajo, una condecoración que valora «todavía más» porque no conlleva ninguna retribución económica. A punto de cumplir 64 años sigue al frente de la peluquería que fundó, en la calle Suero de Quiñones, y en la que -asegura orgulloso- le ha cortado el pelo al jefe de la oposición, Mariano Rajoy -«eso sí, cuando era un niño»- y al actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero -«la última vez, ya era secretario general del PSOE»-. Por sus manos han pasado las cabezas más conocidas de las últimas décadas pero lo que más le llena de orgullo es el hecho de haber puesto a León a la moda en los cambios estéticos de los años 60. A su juicio, «los Beatles aportaron mucho a la peluquería», y de la mano de su revolución, él impulsó el cambio de la barbería tradicional a la nueva peluquería, no sólo en la relación profesional con el cliente, sino también en la personalización de la imagen. Pero la vitalidad de este leonés no se ha centrado sólo en los cepillos. Cuenta entre sus aficiones los viajes -ha conocido más de 80 países, la mayor parte de ellos del tercer mundo-, así como los paseos por la montaña leonesa, «pico arriba, pico abajo». Entre sus grandes amores -además de su mujer, su media naranja, y su hijo- admite su debilidad por la radio hasta el punto de haber trabajado durante años en un programa al lado de Jauma Zagalés, mano derecha de Luis del Olmo. Desde hace 30 años practica el jata yoga y sigue jugando periódicos partidos de tenis. Confiesa que una de las experiencias que más le han marcado en su vida ha sido la vivida hace tres décadas en Los Ancares cuando asegura que pasó tres horas contemplando un ovni, un hecho excepcional al que aún no sabe darle una explicación. De su carácter destaca la constancia como la base de su vida, virtud que atribuye a haber sido el segundo de dos hermanos. «Es la condición más importante que puede tener una persona -afirma- todo es constancia. No hay fórmulas mágicas».

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