Consejos para el regante del futuro
Seiasa y la federación de regantes Ferduero publican un manual sobre el buen uso de los recursos hídricos para rentabilizar más el sistema moderno de riego.
La Seiasa y la asociación Ferduero han elaborado el manual de Buenas Prácticas Agrarias y Medioambientales en los Regadíos Modernizados de la Cuenca del Duero. El objetivo es informar a los regantes acerca de los beneficios sobre el medio ambiente que tienen las prácticas adecuadas a la hora de regar, así como de los perjuicios que pueden causar unos hábitos incorrectos. El documento recuerda que el asesoramiento y la asistencia técnica forman parte de los objetivos de Seiasa y también se contemplan en el protocolo que se suscribió con Ferduero. Asimismo, la sociedad tiene como retos la divulgación, formación y concienciación de las buenas prácticas agrarias compatibles con un medio ambiente sostenible. Junto a ello, el manual es un ejemplo del «creciente papel de las comunidades de regantes como prestadoras de servicios de toda índole a los agricultores». Los presidentes de Seiasa y Ferduero, Graciliano Palomo y Ángel González, trasladan en la guía su «certeza» de que una gestión medioambiental avanzada de los recursos agrarios «supone beneficios para toda la sociedad». Así, explican que Seiasa y Ferduero «promueven acciones formativas dirigidas a optimizar el manejo de las nuevas tecnologías entre los regantes de la Cuenca del Duero, para que cumplan los requisitos de ecocondicionalidad que exige la PAC y para que incrementen la productividad de sus cultivos mediante el progreso técnico, al tiempo que evitan el deterioro ambiental y social del medio rural».
Agua y energía. La guía se estructura en siete secciones o capítulos sobre agua; energía; fertilizantes y fitosanitarios; disminución de la contaminación ambiental; residuos, paisaje y biodiversidad; legislación; y sobre lo que «es importante saber».
La energía se postula como otro condicionante básico para el beneficio del medio ambiente en el manual de Seiasa y Ferduero, quienes enumeran una lista de buenas prácticas agrarias en este ámbito: favorecer una gestión global de la comunidad de regantes agrupando riegos en los periodos horarios más baratos; calcular con precisión la potencia contratada; estudiar el dimensionamiento óptimo de la red de riego para que se adecúe a la curva real y tener en cuenta el mantenimiento que requieren las bombas como cambiar cada año la empaquetadura o engrasar los rodamientos cuando sea necesario. Bajo el mensaje de «ahorra agua, cada gota cuenta», y en el se recomienda, por ejemplo, racionalidad en la forma de riego, control y mantenimiento de las instalaciones.
Coste de bombeo. El segundo da consejos, bajo la premisa de «reduce costes de bombeo» como la agrupación del riego en los horarios de energía más baratos y la revisión y uso correcto de las bombas. El capítulo de fertilizantes y fitosanitario lanza al agricultor el mensaje: «ajusta tus dosis», y aconseja que analice previamente el suelo, aplique las dosis de forma homogénea y alterne cultivos para el mejor aprovechamiento. «No dejes tu huella en la tierra» es el reto dentro del capítulo dedicado a la reducción de la contaminación ambiental, con recomendaciones como proteger el suelo de la erosión, evitar lavados o analizar los abonos tipo compost o de depuradora para evitar contaminación. La sección referente a residuos, paisaje y biodiversidad lanza el mensaje de ‘reduce, reutiliza, recicla y regenera’, sobre los componentes de la red de riego. El capítulo de legislación enumera las principales normativas regionales, nacionales, europeas sobre agricultura, aguas y medioambiente. Por último, la guía finaliza explicando que ‘es importante saber que’ el regadío no consume agua, sino que la utiliza para producir alimentos. Asimismo, recalca que los regadíos aportan oxígeno a la atmósfera y son auténticos sumideros de CO2. Asevera en otro punto que la agricultura herbácea aporta la materia prima para biocombustible, «una fuente de energía limpia y renovable».
Destaca también esta sección que los regadíos contribuyen a fijar población, son imprescindibles para los servicios e industrias agroalimentarias y garantizan el abastecimiento seguro de alimentos a la población.