Diario de León

eL HAYA Y EL ROBLE SON LOS PROTAGONISTAS

Alguien encontró su horma en el bosque

La ruta de Riaño es un enclave aún poco conocido en la provincia, que trata de promocionarse con paseos guiados todos los fines de semana.

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

rUBÉN vEGA| RIAÑO

La Casa del Parque de Valdeburón organiza rutas que se adentran en el bosque de Hormas. La naturaleza envuelve más de diez kilómetros de un paseo que discurre entre la tierra y la hojarasca de un enclave aún poco conocido. Se trata de una gran alternativa para quienes desean disfrutar de cierto espacio de serenidad. La actividad está disponible los fines de semana de los meses de julio, agosto y septiembre.

El silencio únicamente se detiene por el canturreo de los pajarillos que sobrevuelan las copas de los árboles y por el agua que desciende imparable por riachuelos. Uno de ellos el Río Hormas. Ambos sonidos componen una monótona melodía inductora y tranquilizadora.

El encargado de acompañar a los excursionistas es Marcos Alonso, un ingeniero forestal totalmente enamorado de la naturaleza. La ruta es larga y en ocasiones tiene bajadas muy técnicas. Por esa razón recomienda llevar botas y comida abundante. Lo repite insistentemente, y con razón después de varias caídas sobre el fango. En sus tiempos libres fotografía los paisajes y seres vivos que se topa durante sus incursiones monte a través. Durante la jornada laboral de los fines de semana se interna en los entresijos de un bosque que demuestra conocer como la palma de su mano. Alonso, especializado en botánica y en concreto en orquídeas, detendrá al grupo cada poco tiempo para desvelar los increíbles secretos que la naturaleza comunica con palabras sordas y que para los ojos comunes pasan totalmente desapercibidas.

El itinerario alterna subidas y bajadas. La senda comienza en la zona de los cementerios con unas preciosas vistas al embalse de Riaño. Lo que ahora es el agua reposada de una balsa, hace varias décadas era el bullicio y la cotidianeidad. Era la cultura de varios pueblos hoy sumergidos y ahogados que ahora son inmortales gracias al reciente documental «Mi Valle». La creación del embalse causó una gran polémica y fue considerado uno de los mayores atentados mundiales. Pero eso es tema aparte.

Conforme nos adentramos en el espacio, Alonso narra pequeñas historias, siempre desde una posición defensora de la flora y fauna. Hormas es un bosque sumamente protegido en el que está prohibido talar árboles o arrancar plantas salvo casos muy justificados y previa notificación. En su interior crecen todo tipo de especies, desde flores hasta árboles de 30 metros. Sus verdaderos protagonistas son aquellos de los que sus organizadores hacen gala, el haya y el roble albar.

El haya es la especie predominante. «Es un árbol que crece muy rápido y que invade grandes áreas en muy pocos años. Esa característica suya impide que otras especies arbóreas consigan dominar tantos metros cuadrados como ellas», explica. Para preservar la vida del roble es necesario talar de vez en cuando aquellas hayas que amenazan con privarlo del sol. No es tan habitual verlos, centenarios y más longevos que cualquier ser humano. En algunos casos consiguen llegar a los mil años.Al observar su gran envergadura puede surgir una reflexión un tanto existencialista: posiblemente ese árbol estaba plantado ahí, exactamente en ese mismo lugar, cuando Da Vinci fascinaba al mundo con sus grandes inventos.

«Hace falta más educación ambiental para saber apreciar lo que tenemos en los montes y así cuidarlo más», reivindica. Los incendios causan mucho mal. ¿Sabían que el proceso para que un árbol crezca en una estepa puede ser de hasta 500 años? Esto nos explica Alonso mientras señala con el dedo una escoba muy amplia y frondosa. En medio de todos sus matorrales hay un claro en el que solo crecen pequeñas hierbas. «En ese espacio seguramente crezca algo», dice mientras señala otra pequeña haya, solitaria en medio de la escoba. «Esto se debe a que estas plantas tienen gran cantidad de nitrógeno atmosférico, muy bueno para enriquecer el suelo. Sin embargo hay quien considera que es mejor quemarlo todo». Todo depende, como comenta, de la cultura del lugar. «Por suerte en Riaño esto no ocurre», agradece.

Existen tal cantidad de especies vegetales, tantas, que sería imposible nombrarlas a todas en este espacio limitado.

Conforme se avanza dirección al bosque aparece una cabaña en medio del silencio. Es uno de los lugares mágicos del bosque. Está en un espacio que los lugareños definen como Sosa-Hormas. Se trata de una pequeña y austera cabaña con las paredes de madera. Tiene sillas, una mesa, una pequeña chimenea de ladrillo y un par de colchones. Antiguamente era empleada por los pastores de la zona pero, por alguna razón, se abandonó. Finalmente la Junta Vecinal de Riaño colectó dinero para rehabilitarla. A día de hoy cualquier interesado puede pasar la noche allí.

Unos cuantos metros más arriba, subiendo una ligera colina, puede verse la Explanada de Hormas. Existe un número de especies vegetales tan elevado que tan solo con sus nombres científicos podría redactarse un nuevo ejemplar del diccionario Lauruse. No es una exageración. Alonso determina que en 30 centímetros cuadrados pueden encontrarse cerca de 100 especies distintas. Brotan en algunas zonas pequeñas canteras de agua de las que es posible beber directamente. Tan pequeñas que obligan a tumbarse para tener acceso a ellas.

En el bosque la claridad entra filtrada entre las hojas de los árboles. Esas betas de luz colorean suelos marrones cubiertos de hojarasca y alguna rama caída.

Otro lugar de libre uso es la zona recreativa de Casares, que pone fin a un paseo entre la naturaleza. Para llegar al pueblo de Riaño solo habría que andar un kilómetro más. Un caño de agua brota sobre una cubeta de piedra, está helada pese a las altas temperaturas del verano. Un puente une la fuente a unos cobertizos con mesas, sillas y una cocina bilbaína. Debajo el río Hormas. Los vecinos traen desinteresadamente menaje y otros utensilios para uso y disfrute colectivo.

La caminata toca a su fin, son muchas las imágenes grabadas en la retina y muchas las experiencias vividas durante cuatro horas. Muy intensas.

Fotos: JESÚS F. SALVADORES

tracking