Diario de León

Ebanistas en Mansilla Mayor: «La melamina llegará a ser más cara que la madera maciza»

- Ruth María Caballero y Rafael Fernández son un matrimonio joven de ebanistas que viven y trabajan en Mansilla Mayor, Apuestan por una profesión que está en peligro de extinción, como los muebles de madera maciza, en un mercado que se inclina por el minimalismo y la melamina.

Ruth María Caballero y Rafael Fernández, en la nave en Mansilla Mayor. FERNANDO OTERO

Ruth María Caballero y Rafael Fernández, en la nave en Mansilla Mayor. FERNANDO OTERO

León

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‘R que R’ no es sólo el nombre de una carpintería. Es la promesa de una intención. Primero por apostar por un sector que tiene cada vez menos efectivos en la provincia, después de que los maestros se retiren poco a poco del oficio por edad. Y segundo porque esa decisión es una apuesta por el medio rural para fortalecer el músculo de los pueblos y fijar población.  

Ruth María Caballero Álvarez (39 años) y Rafael Fernández González (40) comparten la pasión por la madera y la vida. Decidieron crecer en los dos sentidos en Mansilla Mayor, pueblo natal de Rafael. En este municipio de poco más de trescientos  habitantes formalizaron hace cinco años el destino de su empresa, de la que Ruth es la titular y a la que Rafael aporta ayuda y conocimientos mientras comparte esa labor con la agricultura.

«Nos conocimos en 2004 haciendo un curso de ebanistería en Navatejera», recuerda Ruth,  natural de Onzonilla. Ruth estudió Bellas Artes y siempre sintió pasión por el trabajo de la madera. «De ese curso salieron dos profesionales  que montado una ebanistería en Cubillas de los Oteros y trabajé con ellos».

Rafa estudió dos años en el Centro de Oficios de León y comenzó a trabajar en distintas ebanisterías durante varios años. «En Jocris, en Navatejera, una carpintería de toda la vida de León que ahora llevan dos chavales que estudiaron con nosotros, estuve los dos últimos años». Rafael distingue bien las manos del ebanista  «puro», como lo define. «Los que llevan toda la vida en el oficio enseñan a trabajar con las manos, los que hacen un trabajo manual, artesanal, minucioso y exclusivo. «En León hay gente muy buena, ebanistas puros que trabajan con la madera maciza. Ahora está todo muy industrializado y se trabaja mucho con derivados de la madera, y está bien,  el resultado es bueno, pero no todo el mundo es un ebanista puro».

En el almacén de Ruth y Rafael hay varias piezas trabajadas de la forma más artesanal, con las manos. «Normalmente trabajamos por encargo, pero cuando tenemos tiempo libre hacemos muebles como nos gustan a nosotros y los vendemos en las ferias». Diseñan una página web para mostrar todas sus creaciones. «Aunque el boca a boca está funcionando bien». 

Los comienzos

Después de aprender de los mejores, Rafael decidió independizarse y poner su propio taller. «Me compré una máquina combinada con distintas funciones para trabajar la madera y me instalé en el portal de la casa de mis padres. Me di de alta y estuve poco tiempo trabajando antes de tener que darme de baja. Tenía poco trabajo. Después de la crisis de 2008 volvía a darme da alta, empecé en esta nave, que era de mi abuelo, con la  misma máquina, que vendí después para comprar más maquinaria con ayuda de mis padres y de Ruth», recuerda Rafael.

En 2018 formalizaron el nombre de la ebanistería, de la que Ruth es la titular, tras dedicarse con anterioridad a la hostelería. «Y nos casamos en la pandemia». Tiempos difíciles para impulsar un negocio no por la falta de pedidos, que crecieron, sino por la incertidumbre y el retraso de los materiales. «No sabíamos cuándo llegarían los pedidos».

Rafael intentó compaginar el trabajo en el campo con el taller de ebanistería. «Estuve dado de alta en las dos actividades, pero era inviable, y me di de baja en la carpintería. Ahora es Ruth la que lleva la actividad principal, y  yo ayudo y colaboro en lo que puedo».

Ruth es la que trata con los clientes y elabora el diseño de los proyectos. «Eso es lo que más tiempo lleva. Yo he estudiado ebanistería, soy más teórica, pero Rafa es más desenvuelto con los imprevistos que puedan surgir cuando trabajamos la madera».

La mayoría de los clientes llegan al taller con ideas y diseños que quieren copiar en sus casas. «Vienen con la idea, pero luego tienes que darle tu toque. Cuando hay que hacer muebles de madera maciza hay que trabajarlos con estilo, dándoles un toque personal. Si se rompe la madera maciza siempre puedes ensamblarla, es muy agradecida para trabajar. Lo difícil es intentar que la persona acepte lo que le propones. Muchas veces el diseño está reñido con la funcionalidad y un mueble, además de ser bonito, tiene que ser práctico y dar una función.  Hace años lo que se llevaba era el mueble de madera maciza de pared a pared en el salón. Ahora se lleva el minimalismo, pero no siempre se puede porque los puebles tienen que ser útiles y a veces el diseño se pelea con la utilidad». 

La calidad de un mueble no tiene por qué estar reñida con un precio asequible. «Yo intento que lo que hago sea bueno, bonito y barato». Ruth y Rafael constatan que la demanda de muebles de madera maciza ha caído en los últimos años. «A la vuelta de unos años, si la demanda sigue cayendo, quizás sea más barata la madera maciza que los muebles de melamina o DM, que es lo que más se pone. Ahora la madera maciza no se vende tanto porque no se lleva. Antes se ponían menos muebles, pero de más calidad, buenos y ensamblados».

Lo que más demandan los clientes son los armarios empotrados y las puertas. «Durante la pandemia pusimos muchos suelos y puertas. La gente hizo reformas integrales en las casas de los pueblos. Estuvimos dos años sin pisar León. Todo el mundo quería reformar y lo quería para ya».

Hay trabajo para todos. «Intentamos no pisar las zonas en las que ya hay otros carpinteros. Los proveedores respetan las zonas y los constructores y los albañiles nos mueven a los demás  y al revés también. Colaboramos entre todos, pintores, electricistas, carpinteros. También restauramos muebles».

Los materiales con los que trabajan también son de cercanía. La madera maciza procede de Robles de la Valcueva, las puertas y los suelos de Villadangos, los herrajes y los tableros de Navatejera. «Todo de la provincia. No es exactamente kilómetro cero, pero casi, porque, entre otras cosas, tampoco hay serrerías cerca».

Los días 15, 16 y 17 de diciembre presentarán sus muebles en la Feria de Mujeres Emprendedoras de Navatejera, con las que Ruth ha iniciado un proyecto nuevo en colaboración con la Asociación Zardinas y el Ciami (Centro de Información y Asesoramiento a la Mujer e Igualdad) de Villaquilambre. 

Varias mujeres de Mansilla Mayor colaboran en red con ERRES Natura con proyectos de decoración para interiores, junto con Angélica Ávalos y otras dos mujeres que trabajan las flores secas y el bordados».

Entre sus propuestas están las pajaritas de madera personalizadas y adornos de madera. Los días 15, 16 y 17 de diciembre participarán en la Feria artesanal de  Navatejera con mujeres emprendedoras llena de ideas originales para regalar.

La profesión está en peligro de extinción. «Cada vez somos menos», lamenta Ruth. Aunque los últimos datos aportados por el sector de la madera adelantan un aumento de las ventas en un 10% en este 2023. La organización empresarial Unimadera destaca que en el sector nacional de la madera no hay desempleo y existe una importante demanda de las empresas para captar talento. 

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