Diario de León

Un segundo proyecto hidroeléctrico amenaza los caudales del río Cabrera

Cabrera Natural denuncia la «enorme degradación» que supone turbinar las masas de agua

Unión del Arroyo Pedro con el río Cabrera en Losadilla. DL

León

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El río Cabrera parece estar está en el punto de mira de grandes empresas energéticas. Mientras se está a la espera de la resolución de las alegaciones de la macroplanta hidroeléctrica proyectada por Capital Energy, entre los municipios de Castrillo de Cabrera y Encinedo, un nuevo proyecto amenaza con alterar una de las zonas de mayor valor natural de la provincia.

Las asociaciones Cabrera Natural y Cabrera Despierta  denuncian que el pasado 6 de marzo ha salido a información pública la construcción de otra central hidroeléctrica en la zona alta del valle, en la población de Losadilla. Tal como recoge el proyecto, se pretende represar el río Cabrera y su afluente el arroyo Pedro para extraer la mayor parte de su agua por unas tuberías a lo largo de 1,4 kilómetros, hasta llevarla a una turbina para la producción de electricidad. Las asociaciones ecologistas afirmas que los caudales ecológicos que se quieren dejar en el río en ese tramo son «exiguos, un insulto y golpe mortal al río», ya que explican que «el turbinado se haría vaciando ambos embalses que se originan tras las presas en ambos ríos, por lo que el caudal aguas abajo de la turbina sería totalmente intermitente e irregular, es decir, escasísimo mientras se llenan los dos embalses, y elevadísimo al vaciarlos para la generación de electricidad».

Aseguran que esta «desnaturalización» de los caudales, ya desde esta zona de cabecera, «se dejaría notar en toda la longitud del río, y tendría un efecto devastador en su biología, incapaz de adaptarse a cambios de caudal diarios tan bruscos». Este proyecto —añaden— «degradaría el río para siempre, y todo para producir una pequeña cantidad de electricidad en un mercado eléctrico sobredimensionado como es el español, eso sí, para el enriquecimiento de una sola persona, el promotor».

Las asociaciones Cabrera Despierta, Cabrera Natural, Ríos con Vida y ARBA entre otras están presentando alegaciones al proyecto, además de las múltiples alegaciones individuales llevadas a cabo por los ciudadanos de La Cabrera. «Sus gentes son conocedoras del patrimonio natural que les rodea, lo defienden y saben que es la mejor garantía que tienen para promover un desarrollo sostenible de la zona», afirman desde la asociación.

Denuncian que parece que la industria de la energía renovable quiere convertir todo un valle salvaje de más de 60 kilómetros de longitud en un inmenso polígono industrial, y todo en nombre de la transición energética verde y de la lucha contra el cambio climático. «La realidad es que la preservación de los ecosistemas funcionales fluviales y boscosos presentes en La Cabrera son el mejor aliado para la adaptación al imparable cambio climático que ya estamos viviendo», aseguran.

Según Cabrera natural, el valle y su río se encuentran en un «magnífico» estado de conservación. De hecho aseguran que «es una de las últimas joyas fluviales que quedan en nuestro país», ya que es un río de gran caudal que discurre libremente sin obstáculos, sin infraestructuras hidráulicas que impidan su conectividad longitudinal a lo largo de prácticamente todo su recorrido desde su nacimiento en el Lago de La Baña. El río alberga un nutrido repertorio de hábitats y especies que deben ser preservados pues están recogidos en los anexos I y II de la Directiva Europea Hábitats. Entre los más relevantes destaca el de las alisedas (91E0*), declarado de conservación prioritaria en el contexto europeo. El río Cabrera acoge excelentes poblaciones de trucha común, 100% autóctona. «Hasta la fecha no se tiene constancia de que esta especie haya sufrido ninguna repoblación por parte de la administración, por lo que la pureza genética de las truchas del río Cabrera es total», aseguran. Este es un hecho extraordinario, ya que la inmensa mayoría de los ríos europeos han sufrido abundantes repoblaciones con variedades alóctonas resultando en una importante pérdida en su calidad genética. Así mismo cabe reseñar especialmente la presencia en la zona del proyecto del singular desmán de los pirineos (Galemys pyrenaicus), especie prioritaria para su conservación. «Todo el valle es una joya que ha llegado muy intacta a nuestros días, patrimonio de todos, y sobre el que habría que priorizar su conservación para las generaciones futuras», sentencian, al tiempo que afirman que «precisamente es ese gran valor natural el que ha despertado la codicia de la industria renovable, que ha proyectado ya una mega central hidroeléctrica reversible que devastaría por completo el curso medio del río y su valle, multitud de parques eólicos en sus cumbres, con sus líneas de evacuación, y una central hidroeléctrica en uno de los afluentes del Cabrera, el arroyo de la Sierra de Odollo».

Desde estas asociaciones se pide a la administración que se rechace este proyecto, velando por el bien común, y que se priorice la protección del río Cabrera y su valle.

Una «joya» fluvial

El río acoge una excelente población de trucha cien por cien autóctona donde también habita el desmán
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