Sin piezas para exponer

Sorprendería encontrarse en los medios de comunicación con la noticia de que un museo se ha quedado vacío. Sin embargo, esto ha ocurrido en Castrocontrigo, donde se exponen las máquinas que, en otro tiempo -a principios del siglo XX-, servían para fabricar el chocolate. De todos los artilugios que se exponían sólo ha quedado un galé -utilizado para realizar la mezcla de cacao, harina y azúcar- cuyo peso, de alrededor de dos toneladas, imposibilitó sacarlo de la edificación. Pero no se trata de ningún robo, ya que han sido la propietaria de los ingenios la que se los ha llevado, ni cosa de que ésta haya pensado un mejor destino para ellos. Es mucho más sencillo: la exposición ha cambiado de lugar durante unos días. Hijos de Bernardino Fernández, S.L., más conocida como Hijos de Bernardino Fernández, ha montado el museo del chocolate en León, en un local que le ha cedido la dirección del centro comercial Espacio a León, promotora, junto con Supercor, de esta idea. Juan Francisco Fernández González, uno de los responsables de esta empresa, explicó que es muy numeroso el público que durante estas fechas desfilará por las instalaciones de este centro comercial y, por tanto, más eficaz la promoción de los productos que fabrican en Castrocontrigo, que no sólo se centra en mostrar las antiguas máquinas. Está prevista la organización de una chocolatada para el día 2 de abril. Santocildes posee la maquinaria adecuada para repartir 3.500 raciones de chocolate a la taza. Llevarse las máquinas a León, sin embargo, no ha sido una tarea fácil: se han empleado cuatro días en su transporte y montaje, teniendo en cuenta que la última labor citada se ha realizado después de las diez de la noche, fuera del horario de atención al público del Espacio León. El mismo recorrido Juan Francisco Fernández relata que los visitantes que se acerquen a la exposición realizarán «el mismo recorrido que en el museo: desde el cacao en grano hasta el chocolate empaquetado». Para una mejor comprensión de la muestra se han instalado unos murales en los que se explica desde los tipos de cacao y los países en los que se produce hasta su composición. De las explicaciones que realiza de cada una de las máquinas se deduce que, pese a la revolución industrial que ya había sufrido el mundo para aquellas fechas, los procesos tenían un fuerte componente manual. También es importante saber que estos ingenios emplean en ocasiones piezas de granito, dada la facilidad para retener el calor de esta roca y la importancia de mantener la mezcla a un temperatura determinada para que sea posible trabajarla. Juan Francisco Fernández asegura que el mayor número de visitas que recibe el Museo del Chocolate corresponden al programa de la Diputación provincial Un paseo por tu provincia. El museo fue posible gracias a una subvención del programa Leader II que recibió el Ayuntamiento y a que la empresa cede las máquinas que se exponen.