Diario de León

El accidente de la Vasco a juicio: las claves

Cómo se rompió la mina de la Vasco

El juzgado tendrá que determinar si se incumplió la Directiva Interna de Seguridad de la empresa sobre la explotación de carbón en zonas vírgenes, y si las tareas provocaron el hundimiento de la bóveda y el escape de grisú

Una disposición de seguridad determinaba cómo debían explotarse las zonas vírgenes. NORBERTO

Una disposición de seguridad determinaba cómo debían explotarse las zonas vírgenes. NORBERTO

León

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Determinar si la Hullera Vasco Leonesa incumplió alguna de sus propias disposiciones de seguridad en la explotación de la Planta 7ª Este del Macizo 7º del Pozo Emilio del Valle, como sostiene el informe de la Autoridad Minera, o si los trabajos se realizaron de acuerdo al Plan de Labores establecido y respetando las normas generales de Minas, como defiende la empresa, es una de las principales cuestiones a esclarecer en la vista que se lleva a cabo en el Juzgado de lo Penal 2 de León. Y, en todo caso, si el incumplimiento de esta normativa propia es suficiente para sostener las acusaciones de homicidio por imprudencia grave en el caso de los seis mineros fallecidos el 28 de octubre de 2013, entre otras penas que se solicitan para los 16 acusados (desde el presidente de la compañía a los ingenieros y vigilantes de seguridad).

Los diferentes informes periciales presentados en el caso tendrán que determinar la trascendencia de la forma de explotación del taller en el que se produjo el siniestro, que causó también ocho heridos graves. En esencia, se trata de intentar aclarar si fueron los trabajos de explotación y la falta de prevención ante los signos que iban apareciendo lo que provocó un enorme escape de grisú que asfixió en el acto a los seis trabajadores que se encontraban en la zona; o si la invasión de metano era imprevisible y se produjo de forma fortuita.

El informe oficial

Las explotaciones del Grupo Pozo Emilio tenían autorización del 22 de octubre de 1999, y presentaban anualmente su Plan de Labores. Tenían además un Servicio de Prevención Propio y autorizada una Disposición Interna de Seguridad (DIS) en la que se contemplaba cómo debía ser la explotación en las zonas vírgenes

En la DIS se especifica que «si se detectase bóveda durante la perforación, se avanzará la explotación sin sutirar». Los libros de control y la Hoja de Pilas señalan que se detectó bóveda en la zona entre los días 21 y 25 y el 28 de octubre. Según la Hoja de Pilas no se sutiró sólo los días 21, 23 y 25; aunque en las declaraciones tomadas a los testigos se señala que se hizo todos los días.

Otro de los puntos de la disposición indica que «cuando en el post-taller no se produzca un autorrelleno normal en este tipo de labores, y las dimensiones de las bóvedas así lo aconsejen, se favorecerá la rotura del techo, desde donde sea accesible, con disparos de explosivos y aire comprimido». El informe de la autoridad minera señala en sus conclusiones que en la zona del accidente no se estaba produciendo el autorrelleno, «dado que se estaba viendo hueco, por lo que los disparos realizados al techo no cumplieron el objetivo de romperlo».

Por lo que se refiere a la salida de metano, la propia DIS establece que «se tratarán de evitar los desplazamientos bruscos de grisú hacia la explotación porocedentes del post-talller, manteniendo completamente recebados los postes traseros». Aunque «como se pudo comprobar (en las inspecciones posteriores al siniestro) el recebado existente en el post-taller en el día del accidente no evitó el acceso brusco del grisú al taller de explotación».

Zona virgen

La explotación de la Planta 7ª Este se realizaba en una «zona virgen», tanto en su parte superior como en la posterior. Es una zona de carbón que no ha sido explotado, por lo que encima de la zona de trabajo no existe, ni desde el taller ni por detrás, material hundido.

Según el informe, en la extracción de carbón se crea un hueco en el post-taller que se va rellenando de grisú, ya que no tiene salida hacia zonas superiores. Cuando el taller avanza, las tensiones acumuladas tanto en el techo como en el carbón habrían provocado el hundimento de la bóveda, y el material tiende a llenar el hueco creado, desplazando el grisú hacia el taller y la galería de acceso.

Los investigadores explican que este primer derrabe puede ir seguido de hundimientos posteriores, todos en zona virgen, lo que «puede dar lugar a desplazamientos intensos de grisú» y una sucesión de hundimientos instantáneos.

En el caso de la zona accidentada, el 14 de octubre se inició el avance de la explotación de la Planta 7ª Este, que continuó durante once días, hasta el 28, cuando ocurrió el accidente. Según la tesis de los peritos mineros, «la causa inmediata del accidente fue la creación en el avance de la explotación de un hueco en el post-taller no controlado, lo que provocó en una primera fase el hundimiento de la bóveda; y la proyección de forma brusca, hacia el taller y la galería de la planta, del gas existente en el post-taller y el desprendido por el carbón derrabado».

Como consecuencia de este primer hundimiento los reajustes de la presión produjeron otra serie de fisuras y arrastre del material que liberaron más grisú, y se sucedieron casi de forma instantánea. Movimientos que «dieron lugar a una nueva aportación de metano, de forma rápida y violenta, incrementado de manera notable la salida del gas hacia el taller y la galería, no siendo descartable que en esta fase se haya producido un fenómeno gaseodinámico».

El caso es que la enorme salida de grisú desplomó hasta un 1% el oxígeno en el taller, provocando la muerte inmediata de los mineros, que ni siquiera tuvieron tiempo de colocarse los autorrescatadores.

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