Diario de León

CARTELERA DE CINES

Vietnam no fue una fiesta

Una página de ‘Vietnamérica’, de Gian-Bao Tran.

Una página de ‘Vietnamérica’, de Gian-Bao Tran.

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León

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Cómic | pilar manzanares

Good Morning, Vietnam!». Así despertaba Robin Williams a sus radioyentes en el filme de Barry Levinson mientras se escuchaban temazos como Don’t Worry Baby , de The Beach Boys, o Ballad of a Thin Man , de Bob Dylan, aunque interpretada por The Grass Roots. Desafortunadamente, aquellos días no tuvieron nada de buenos. «La tarde del 25 de abril de 1975, nuestra familia se metió en un avión de carga americano con destino a los Estados Unidos. Fue uno de los últimos aviones en despegar antes de que las bombas del Viet Cong, esa misma noche, destruyeran el aeropuerto de Saigón».

Así comienza Vietnamérica , la novela gráfica premiada con la Medalla de Oro de la Society of Illustrators en la que Gia-Bao Tran narra, a través de los recuerdos de su familia, el sufrimiento causado por una guerra que puso en jaque a toda una potencia mundial. Como antes hicieran Art Spiegelman en Maus , Marjane Satrapi en Persépolis o Kim Eun-Sung en La historia de mi madre , GB Tran se vale de las viñetas —magníficas, poderosas y en ocasiones psicodélicas, como lo fue también aquella guerra— no solo para narrar una historia cercana, sino para comprender el porqué de ciertas cuestiones íntimas, como el carácter cerrado de su padre o los motivos que llevaron a su abuela a marcharse con un teniente francés.

«Cuando viajé por primera vez a Vietnam, en el año 2001, pude observar a mis padres bajo una luz diferente. No les veía en su faceta de padres, sino en la de hermanos e hijos. A medida que pudieron conectar de nuevo con su familia y con los amigos que se vieron obligados a dejar atrás al huir del país también mis ojos se abrieron a sus vidas pasadas», asegura el autor.

‘Buceo’ familiar. «Como mis padres se reunían con esa parte de la familia a la que yo no conocía (GB nació en 1976 en Carolina del Sur) para hablar con nostalgia de todo por lo que habían pasado, las puertas de sus vidas anteriores se me abrieron de golpe. Los susurros y rumores sobre mi legado familiar entraban y salían de la conversación: historias acerca de mi abuelo, que abandonó a su familia para luchar en el Vietminh —organización vietnamita liderada por Ho Chi Minh—; mi abuela, que acabó siendo la concubina de un coronel francés; mi madre, que se vio obligada a vivir escondida en cuevas para sobrevivir a los bombardeos franceses, o relatos sobre cómo mi padre fue injustamente encarcelado y golpeado durante meses. Todo esto me impactó, a la par que me sorprendió lo poco que sabía de las tragedias, los traumas y los triunfos que formaban parte de ese pasado», explica este dibujante, quien al mismo tiempo reflexiona, de forma harto contundente: «Al final, no importa qué guerra ni qué enemigos sean, siempre se destruyen vidas».

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