Respuestas sociales
Emprendedores con criterio
Propuestas energéticas, agroalimentación de proximidad, atención a mayores y dependientes y servicios con especial atención al medio rural centran el emprendimiento social postpandemia
Iniciativas sobre el consumo energético para frenar el cambio climático, suministro de servicios y alimentos de proximidad, atención a mayores y dependientes y agroecología son los principales sectores en los que se desarrollan las nuevas iniciativas económicas de emprendimiento social. Propuestas de cooperación y búsqueda de soluciones, con especial incidencia en el medio rural, que se han disparado con la pandemia. «Se ha puesto de manifiesto que las soluciones están en el territorio, que es necesario escuchar a sus habitantes desde un enfoque real y que la cooperación y la interdependencia son los pilares para poder avanzar y desarrollarnos como ciudadanía». Así lo explican desde Social Soluciones, la propuesta de iniciativa social que asesora este tipo de proyectos que buscan un nuevo sistema económico. Es el traslado a la práctica de las reflexiones que recoge el documento sobre retos para el Emprendimiento Social en Tiempos de Covid.
La atención a las personas mayores es una de las principales propuestas de nuevas iniciativas. DL
Desde la atención a las diferencias entre las necesidades del mundo urbano y del rural, María Ramón Gancedo recuerda los valores del emprendimiento social para «dar soluciones a una necesidad real, y generar también un impacto allí donde se actúa». Señala que «en este momento es acuciante desarrollar iniciativas que palíen los efectos del cambio climático, sobre todo desde el consumo responsable y el ahorro energético. Las propuestas que están poniéndose en marcha se refieren sobre todo al cooperativismo de consumo y al ámbito de la movilidad eléctrica y compartida, esta última sobre todo en los entornos urbanos».
Lo que sirve para unas comarcas no sirve para otras. No vale el mismo modelo, pero los servicios de proximidad son una demanda creciente
Otro de los campos en los que se están poniendo en marcha más iniciativas dentro del emprendimiento social, según la experiencia de tutorización y acompañamiento de los proyectos que llevan a cabo desde Social Soluciones, es el que tiene que ver con el suministro alimentario. «Ahí la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de desarrollar canales cortos de comercialización, de unir a los productores locales con los consumidores. Y en este ámbito están surgiendo iniciativas muy interesantes. En otras autonomías están más desarrolladas, pero en León ya están también formándose».
Relacionadas con la alimentación están también las crecientes iniciativas que se enmarcan en el ámbito de la agroalimentación y el agroecologismo. «La producción ecológica ha dejado de ser una opción, ahora se ve además cada vez más necesario desarrollar modelos respetuosos con el medio ambiente, y que permitan que el productor pueda tener acceso a los consumidores».
Atención a los mayores
Si el emprendimiento social responde a las necesidades más acuciantes de la población, la atención a los mayores y dependientes es una exigencia creciente, más en provincias tan envejecidas y con población rural dispersa como León. «Son propuestas empresariales, con una clara raíz social, para atender a estos colectivos. Y se trata de iniciativas enfocadas en la necesidad de que los cuidados sean el objetivo, para cambiar el modelo actual. Es una necesidad social acuciante procurar que las personas mayores y dependientes estén el mayor tiempo posible en su entorno».
María Ramón destaca que el desarrollo de estas propuestas de emprendimiento en las zonas rurales «tienen que tener un enfoque muy claro en el territorio, lo que sirve para unas comarcas no es adecuado para otras. No vale el mismo modelo para todos. Pero está claro que los servicios de proximidad son una demanda creciente de la población».
La burocracia es excesiva y no está dimensionada a los proyectos se exige lo mismo a uno pequeño que a uno muy grande
En todo caso, desarrollar las iniciativas ahora en auge en los sectores que plantean más necesidades y posibles respuestas desde el emprendimiento social para «por la necesidad de llevar a cabo cambios normativos, y por un modelo general de economía social, y no mercantilista». Y también por «mejorar la gestión de las iniciativas desde el punto de vista burocrático. La burocracia es excesiva, y no está dimensionada a los proyectos: se exige lo mismo a uno pequeño que a otro muy grande».
Sobre todo, desde Social Soluciones trabajan para «poner en valor los recursos que se tienen en el entorno, y que no se están enfocando adecuadamente porque no existe coordinación entre instituciones e investigaciones».
En el caso de la provincia de León el desarrollo de las inicaitivas «parece marcado en cierta medida por una escasez de planes de cogobernanza. Las personas e instituciones sí están viendo que existen estas necesidades, pero se requiere una coordinación bien enfocada». En todo caso, María Ramón señala que en la provincia «ya se aprecian cambios. Cada vez hay más propuestas para cambiar tanto el modelo de consumo como para conocer qué estamos consumiendo; y sobre todo a dónde se dirigen nuestros recursos».
El efecto de la pandemia
Lo que parece claro es que la pandemia de coronavirus ha cambiado radicalmente la forma de entender el entorno. «Sin duda. Nos ha puesto de manifiesto la necesidad que tenemos unos de otros, y que la cooperación y la interdependencia son los pilares fundamentales para poder avanzar y desarrollarnos como ciudadanía». También que «el concepto de desarrollo está muy ligado a pensar en las generaciones futuras. Todo esto pasa por un cambio de modelo económico, que tenga que ver con las personas. Por eso es importante organizarnos para buscar soluciones a las necesidades que se plantean, y que pueden desarrollarse a través de iniciativas emprendedoras que sigan los valores sociales».
Entre ellos, «son claves las propuestas que apuesten por reducir el impacto climático y medioambiental, lo que implica fomentar las energías sostenibles y el consumo responsable». Y en este punto la responsable de la cooperativa social advierte de una realidad creciente: «No deberíamos tolerar que con la excusa de generar una energía verde se estén aprovechando de las zonas rurales que están menos habitadas para implantar macroestructuras que pueden ahogar un territorio. Lo ideal sería apostar por una energía renovable y verde desde el autoconsumo, desde la soberanía del consumidor, no enriqueciendo a las grandes compañías. Eso es economía y emprendimiento social».
Escuchar al mundo rural
A la hora de valorar cómo influirán estas iniciativas en el entorno rural, y de qué manera la pandemia puede ahondar o revertir el proceso de abandono y despoblación, desde la cooperativa de iniciativa social tienen clara la respuesta: «El mundo rural dependerá de lo que quieran las personas que lo pueblan. Y no parece muy honesto que demos las respuestas quienes estamos en los entornos urbanos. Ellos saben cuáles son sus necesidades, y deben de ser escuchados desde la realidad de su situación».
Para ello reclaman «canales de comunicación eficientes. Durante la pandemia hemos visto cómo el mundo rural se ha puesto en valor claramente, todas las necesidades se pueden cubrir con sus recursos: alimentos, suministros, recursos,... O atendemos a esta riqueza, y ponemos en valor a los pobladores de estos entornos, o en las ciudades vamos a tener muchos problemas».
Son necesarios por tanto, en opinión de Ramón, «mecanismos de entendimiento y coordinación clara. Durante la pandemia se ha visto con claridad que las soluciones están en el territorio, y hay que mirar hacia él para continuar avanzando, frente a la gestión tan depredadora que estamos haciendo del entorno».
El documento
El documento elaborado por Social Soluciones (Claves y retos para desarrollar un proyecto común rural desde el emprendimiento social en tiempos de covid, de María Ramón y José Luis Ibáñez) se centra así en «hacer ver cómo en tiempos de pandemia el territorio rural y los principios y valores del emprendimiento social y de la economía social y solidaria pueden ser una solución para quienes decidan dar el paso de crear una actividad económica buscando un cambio en su forma de vida, y de entender los negocios y las relaciones entre las personas aprovechando las oportunidades que la situación de crisis también genera».
El informe demuestra «el hecho diferencial y el valor añadido que supone emprender a través de los valores de la economía social y solidaria para los pueblos y para la sociedad en general; y mostrar las claves para que un proyecto se consoilde y no se quede en un ideal». Por eso insiste en la importancia de planificar las propuestas de emprendimiento «desde un ideario que facilite la solidez y la viabilidad económica y social del proyecto rural».
El emprendimiento social requiere una actividad económica productiva, que implica un riesgo económico para quien la emprende; la existencia de trabajo remunerado, aunque se apoye en parte en el voluntariado; que tenga un beneficio para la sociedad a través de la solución de un problema y que esté ligada a la innovación social, «lo que significa generar ideas en beneficio de la comunidad, identificando problemas o retos sociales concretos en un determinado entorno y solucionarlos de una manera sostenible y que impacte positivamente en la sociedad».