Diario de León

Una alubia contra el hambre

La alubia carilla, clave alimentaria

AGROECOSISTEMAS CON FUTURO. Es una de las leguminosas clave para la seguridad alimentaria mundial, y una de las que mejor se adapta a los climas cada vez más cálidos. Un proyecto internacional busca su mejora genética para aumentar su productividad. Lo dirige desde la Universidad de León la doctora María Muñoz Amatriaín, con una larga trayectoria investigadora en EE UU

María Muñoz, con parte de la colección de semillas de capí que ha traído desde EE UU. FERNANDO OTERO

María Muñoz, con parte de la colección de semillas de capí que ha traído desde EE UU. FERNANDO OTERO

León

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La Vigna unguiculata es un cultivo muy extendido en el mundo. Es conocida de distintas maneras, la más extendida caupí, en León alubia carilla, también alubia ojo de perdiz, judía de careta, frijol de carita, frejol Castilla (Perú), frijol paciencia (Ecuador), chíchere, chicharillo, frijol chino, frijol cabecita negra, poroto tape (Uruguay), chícharo de boquita negra (Sevilla), esperón,... En los últimos años se ha intensificado su estudio desde la genética y la genómica para conseguir mejorar este cultivo, ya que se considera una de las leguminosas fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria, sobre todo en los países con más déficit de proteínas. Una de las investigadoras que mejor conoce el desarrollo de estos estudios trabaja desde el año pasado en la Universidad de León. Y acaba de ser seleccionada por The Kirdhouse Trust como consultora para asesorar y evaluar los proyectos del Consorcio del Caupí de África Occidental, dentro de un programa de la organización benéfica británica para mejorar la seguridad alimentaria y el medio de vida de las personas con pocos recursos en África e India.

Algunas de las variedades de alubia carilla que se encuentran en Biológicas. FERNANDO OTERO

Algunas de las variedades de alubia carilla que se encuentran en Biológicas. FERNANDO OTERO

Es María Muñoz Amatriaín, que desarrolla desde 2021 su actividad en el Área de Genética del Departamento de Biología Molecular de la Universidad de León. Después de varios años investigando en el extranjero regresó a España gracias a una Ayuda Beatriz Galindo para Atracción del Talento Investigador del Ministerio de Educación. Además de los proyectos a los que se ha incorporado en el Campus de Vegazana, sigue desarrollando otros que tenía concedidos a nivel internacional.

Más tolerante al calor

Por ejemplo, un proyecto que le concedieron recientemente está financiado por la Fundación para la Investigación en Alimentos y Agricultura (FFAR), «para investigar las bases genéticas de la adaptación a las altas temperaturas del caupí y aplicar este conocimiento al desarrollo de variedades más tolerantes al estrés por calor».

Un proyecto que ilusiona a la investigadora especialmente: «Vamos a utilizar una de las colecciones de germoplasma de esta especie más importantes del mundo, la colección nuclear de caupí del Instituto Internacional de Agricultura Tropical, que está en Nigeria. Esto me emociona porque soy una enamorada de la biodiversidad, y una gran admiradora de los bancos de germoplasma y de la importante labor que realizan».

María Muñoz, con parte de la colección de semillas de caupí que ha traído desde EE UU. FERNANDO OTERO

María Muñoz, con parte de la colección de semillas de caupí que ha traído desde EE UU. FERNANDO OTERO

El proyecto tiene un presupuesto de un millón de dólares, y participan en él investigadores de las universidades de Minnesota y Florida, además de mejoradores del Instituto Internacional de Agricultura Tropical de Nigeria. «Envié la propuesta cuando trabajaba en Colorado, y me al concedieron tras llegar a España. Afortunadamente FFAR me permite liderar las investigaciones desde la Universidad de León».

Los proyectos en los que desarrolla su actividad investigadora actualmente están centrados fundamentalmente en el caupí, aunque María Muñoz inició su trayectoria científica con la cebada, y participa también en otros proyectos de la ULE sobre otras leguminosas. Pero mucho de su trabajo se centra en la alubia carilla, «porque además de ser una leguminosa de gran importancia para la seguridad alimentaria mundial, está ganando protagonismo por su excepcional capacidad de adaptación a climas cálidos y secos, además de a suelos pobres».

Durante su estancia en Colorado, en Estados Unidos, Muñoz inició proyectos de investigación financiados a nivel local, «por ejemplo por asociaciones de agricultores o por la propia universidad, que tenían como objetivo explorar el potencial del caupí como cultivo alternativo en la zona, sobre todo en sistemas agrícolas de secano. Se está observando una tendencia hacia veranos más cálidos y secos en esa región de EE UU».

Mediante varios experimentos que se realizaron en una de las temporadas más secas conocidas en Colorado «vimos que este cultivo podría sustituir el período de barbecho que precede al trigo de invierno, lo que tendría un gran impacto tanto económico como ambiental. Bajo estas condiciones, el caupí también superó con claridad a otras leguminosas como la alubia común», explica la investigadora. Que señala que «Las investigaciones continúan en Ccolorado y en estados próximos, y hay un gran entusiasmo sobre el potencial que tiene esta leguminosa para convertirse en uno de los cultivos clave para los agroecosistemas del futuro».

El trabajo de María Muñoz con el caupí ha tenido uno de sus capítulos fundamentales en el trabajo desarrollado durante su estancia en la Universidad de California Riverside. «Fui coinvestigadora principal de un proyecto de casi tres millones de dólares, financiado por la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NSF), que tenía como objetivo desarrollar recursos genómicos en esta especie y ayudar así a la conservación y mejora genética del caupí. De hecho, hace unos años este cultivo se consideraba huérfano, ya que carecía de los recursos genómicos que existían para otros cultivos de importancia similar. Afortunadamente, este proyecto nos ha permitido desarrollar recursos genómicos para el caupí, incluido un chip de genotipado de alta densidad, un genoma de referencia y un pan-genoma. Estos recursos nos están permitiendo identificar regiones cromosómicas asociadas a un gran número de caracteres de interés agronómico», explica la investigadora.

Trayectoria investigadora

María Muñoz Amatriaín nació en Calahorra y siempre tuvo claro que lo suyo era la naturaleza. Se licenció en Biología en la Universidad de Salamanca y realizó el doctorado en el Departamento de Genética y Producción Vegetal de la Estación Experimental Aula Dei del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Zaragoza. «Allí trabajé en genética de plantas, en particular en a cebada».

Mientras hacía la tesis doctoral consiguió tres ayudas del ministerio para realizar estancias breves en otros centros de investigación. «La primera la realicé en el Centro Nacional de Biotecnología (Madrid), y las otras dos en la Universidad de California en Riverside, una ciudad situada a unos 90 kilómetros al este de Los Ángeles. Gracias a ellas, pude llevar a cabo estudios de expresión génica relativamente pioneros en nuestro país, y publicar varios artículos científicos. Estas estancias breves fueron también clave para establecer colaboraciones con científicos de renombre en el extranjero, y conseguir futuros contratos».

Después de obtener el doctorado por la Universidad de Zaragoza, Muñoz obtuvo en 2008 un contrato postdoctoral en la Universidad de Minnesota. «Allí continué mi investigación de genética y genómica en cebada. Fue una gran época en mi carrera, tuve la posibilidad de participar en grandes proyectos nacionales e internacionales, y siempre tuve el apoyo del investigador principal para seguir visitando otros centros de investigación».

En aquella época realizó estancias en el Leibniz Institute of Plant Genetics and Crop Plant Research de Gatersleben (Alemania), en el James Hutton Institute que se encuentra en Dundee (Escocia, Reino Unido), y en la Universidad Estatal de Oregón en Corvallis (EE UU).

«Tras casi seis años en la Universidad de Minnesota, en 2014 me incorporé como Científica de Proyecto al mismo grupo de la Universidad de California Riverside donde había realizado las estancias breves durante mi tesis doctoral. Fue allí cuando comencé a trabajar en el caupí (cowpea en inglés), una leguminosa de gran importancia en África subsahariana. Participé en proyectos internacionales que incluían a distintas instituciones en África Occidental, ayudando al desarrollo de recursos y herramientas genómicas en este cultivo, y formando a jóvenes investigadores y mejoradores procedentes de distintos países de África».

En febrero de 2019 María Muñoz se incorporó a la Universidad Estatal de Colorado como profesora. «Allí trabajé principalmente en el caupí y en otras leguminosas, aunque siempre me mantuve implicada en proyectos de investigación genética en cebada».

En 2021 recibió una Ayuda Beatriz Galindo para la Atracción de Talento Investigador del Ministerio de Educación y Formación Profesional. «Regresé a España en julio de 2021 para incorporarme al departamento de Biología Molecular de la Universidad de León (Área de Genética), donde trabajo actualmente».

Durante su trayectoria científica ha publicado más de 40 artículos científicos y obtenido más de un millón de dólares de financiación en proyectos de investigación.

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