Diario de León

CANTO RODADO

Beijing

Son cuarenta años de méxico 75, el año que una comarca se levantó al grito de ¡viva el campo! y el mundo gritó el fin de la discriminación de la mujer

León

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Estábamos en el Museo de León entre los cuadros de José de León, avecinado en la capital tras su periplo en Pekín, y sentí como si el Esla fluyera a nuestro lado, como si sus aguas vinieran desde las montañas chinas, pues, al fin y al cabo, nadie sabe muy bien dónde nace el padre Astura. Ayer, a la hora del café, el río de la infancia brotaba de Las fuentes congeladas mientras hablábamos de los pueblos que libran batallas solitarias.

Puede que lo viera bajar desde las montañas de La sangre de los campesinos, aunque allí no hay un hilo de agua. Este cuadro es un pueblo de una belleza extraordinaria, hermosamente disecado, con manchas rojas en el suelo. Asesinado por Mao, como 50 millones de campesinos allá por 1959. La historia estremece.

Parlábamos de los desvelos de algunos alcaldes para dar aliento a sus pueblos en el sur de León. Hasta Barcelona va a ir el alcalde de Gordoncillo para contar sus recetas basadas en dos ejes que se equilibran y complementan: Cultura y agricultura. Vino y trigo. Viñedos y museo.

Cultura y agricultura

La diáspora está preocupada por el futuro de la patria chica y las tierrinas que llevan en el alma: sus pueblos de nacencia, crianza o ascendencia. La casa de León en la ciudad condal ha citado a Urbano Seco y a otros testigos y cómplices de la vida rural con esperanza de futuro, de lo local que es lo universal sin fronteras, como dijo Miguel Torga.

Nos juntamos una de Fresno, uno de Valencia y otra de Villaornate. Por eso sentía el rumor del Esla más allá de los plantíos. Sólo faltaba el pintor de Carbajal de Fuentes. Se presentó como una aparición. Con una llama de fuego en la boca y mil ideas en la cabeza para dar la vuelta al destino de iglesias y silos. Que alguien le escuche. El obispo don Julián López o el candidato a presidente de la Diputación por el PP, Juan Martínez Majo.

Si no nos salvan las elecciones — es la única baza que tienen, los últimos trabajadores y trabajadoras de La Vasco y toda la provincia— vamos a tener que esperar a otras vidas, en otro tiempo, en otro lugar como La Señora Encarnación. Ayer estuve en Beijing 2010-2012, la última exposición de José de León.

Igualdad, desarrollo y paz

Y me acordé, no por casualidad, de Beijing 1995. La cuarta conferencia internacional de la mujer. Veinte años y la paridad de género no se ha conseguido ni por asomo. La ONU se da un nuevo plazo, hasta el 2030, «a fin de evitar el lento ritmo de progreso que condena a las niñas y los niños que nacen hoy a esperar 80 años antes de ver un mundo con igualdad».

Las mujeres no queremos esperar. Y menos aún las que tenemos hijas. Hemos pasado de carecer de derechos a perecer de deberes. De oprimidas a exprimidas por el mito de la mujer 10. Hacer visible lo invisible de la desigualdad es el primer paso para alcanzar la igualdad. La diseñadora Esther Calzado ha dado un paso al frente con su desfile Visible lo invisible. Potente y provocador.

La novia blanca y radiante invisibiliza los roles femeninos de puertas para dentro del hogar y de la alcoba. Y su vestido de platos y copas de plástico con cola de manteles de papel y tocado de estropajo nanas los desenmascaran. El pesado abrigo de pañales desvela que la crianza de un hijo implica una gran dedicación y responsabilidad, aunque es maravillosa.

Son veinte años de Beijing 95 y cuarenta de México 75. El año que murió el dictador. El año que una comarca entera se levantó contra una central nuclear al grito de ¡Viva el campo! El año que el mundo proclamó acabar con la discriminación de la mujer bajo las enseñas de la igualdad, el desarrollo y la paz. Ese es el camino.

Despierta, despierta pueblo, dice José de León. Lo mismo que dijera Calimeria Montiel, la primera cronista del Diario de León, hace un siglo: Levántate, pueblo de Fresno. Levántate pueblo de León. Con las mujeres, con Everest, con La Vasco...

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