Diario de León

angélica olvera

«Los maestros no son nanas»

La ‘madre’ de la pedagogía sistémica defiende un nuevo modelo de formación para que maestros y maestras cuenten con las herramientas que les capaciten para abordar la diversidad problemática del alumnado del siglo XXI

jesús f. salvadores

jesús f. salvadores

León

Creado:

Actualizado:

Angélica Olvera es una mujer pequeña de enorme sonrisa. Es la creadora de la pedagogía sistémica con el enfoque de Bert Hellinger, fundador del método de las constelaciones familiares. Se licenció en Ingeniería Química en la Universidad Autónoma de México (Unam) y después en Ciencias Humanas. Se especializó en pedagogía y formación del profesorado en la Universidad Emilio Cárdenas y lleva 40 años en la docencia. Ha escrito libros como «El éxito es tu historia. Pedagogía del siglo XXI» y «La pareja en el siglo XXI», entre otros. Esta semana impartió dos conferencias magistrales en sendos máster de la Facultad de Educación de la Universidad de León.

El objetivo es ampliar las redes para «capacitar a los maestros para que puedan estar ante la problemática emocional del alumnado, para que su involucramiento no les debilite».

—¿Qué opina de la propuesta de ligar el salario del profesorado a los resultados de sus alumnos y alumnas?

—Sería una locura y evadirnos de la solución. ¿Qué resultados? ¿En base a qué criterios? El aprendizaje centrado en el maestro está fuera de época. La pedagogía sistémica plantea el respeto al proceso de aprendizaje del chico y cómo capacitar al maestro ante esa la diversidad en el aprendizaje. No se trata sólo de enseñar, sino de cómo aprende el que aprende. Los supermaestros, como superhéroes con supoerpoderes ya pasaron. Ni siquiera Piaget ni Brunet podrían serlo.

—¿Cuál es el enfoque?

—Los chicos aprenden ahora totalmente distinto a como aprendíamos antes. Las nuevas tecnologías desdibujan el anterior escenario.

—¿Qué opina de la prueba de Pisa?

—Me he preguntado por qué algunos países como Suecia, Corea y Polonia, tan dispares, están entre los cinco mejores. La conclusión es que los tres han capacitado a los maestros para mirar los diferentes estilos de aprendizaje actuales.

—¿Cómo analiza el fracaso desde la pedagogía sistémica?

—La confianza de los padres en el proceso educativo está distorsionada por la pelea entre centros educativos y familias. La respuesta de que hay que pedir resultados va en función de los padres están pidiendo a los maestros que eduquen a sus hijos en lo que ellos no pueden porque no están casa. Hay un divorcio grande entre escuela y familia.

—¿Y el éxito de Finlandia?

—Finlandia trabaja en un proyecto basado en la confianza y en el acuerdo entre padres y escuela. Los padres confían en lo que hace la escuela y la escuela en lo que hacen las familias, como señala el libro de Amanda Ripley sobre Pisa. Hay que estar atentos a lo que les tiene incómodos en el aula y finalmente se ve que que son asuntos emocionales que no están resueltos en casa y se llevan a la escuela.

—¿Qué propone?

—Los maestros deben acompañar el proceso de aprendizaje en base a los intereses del alumnado para combatir el aburrimiento. Los chicos son de este milenio y de este siglo y el maestro y los padres somos del milenio y del siglo anterior. Hay que trabajar aliados familias y escuela.

—¿Son adecuadas el tipo de preguntas que hacen en Pisa?

—Sí. El problema es que el maestro hace tareas para las que no está capacitado ni contratado. Para hacer de nana no está capacitado, pero sí le podemos capacitar para que acompañe el aprendizaje.

—¿Cómo ha visto al alumnado de la Universidad de León que ha venido a formar?

—Mucho amor a la vocación. Vocacionalmente están en su sitio y muy cuidados por la Universidad de León en un espacio privilegiado. Hay que formarles para respetar el proceso del niño, porque ningún niño se atrasa. Cada uno llega a su nivel y a partir de ahí, sigue. El resultado es que al final todos alcanzan niveles parecidos. En los tres países que he mencionado no existe suspender ni aprobar. Hay que cambiar la cultura organizacional y diseñar un sistema educativo propio.

—Con leyes nuevas con cada Gobierno es difícil.

—Las políticas de educación en estos países son independientes de los gobiernos. En Corea, en 10 años se ha pasado del 60% en alfabetización a ocupar el cuarto puesto en Pisa. Han tomado resoluciones acertadas, igual que en Polonia, que salió de un régimen totalitario, para salvaguardar el proceso educativo. Las reglas necesitan cambiarse y no convertirlas en un elemento electoral.

—En México, ¿cómo está la situación? Las noticias que nos llegan aquí son preocupantes, como la matanza de los maestros de Guerrero.

—Lo tenemos difícil y lo que estamos haciendo es trabajar con cada maestro —tenemos formados a más de 600— como un elemento concientizador. El aula es nuestra, es del maestro, no del Gobierno. En México hay contextos diferentes. En Guerrero cerraron las aulas y loa maestros abandonaron las aulas para ir a hacer marchas y luchar por temas que corresponden a los sindicatos. La realidad es muy difícil. Yo digo: ¡Maestro y aula! Cada país tiene sus propios problemas políticos y educativos que no les permiten accesar. Admiro mucho el nivel de cultura en España.

tracking