Diario de León

Sueño leonés en el caribe

Sandra Álvarez dejó su vida en León para dedicarse a su sueño de gestionar hoteles en el Caribe. Cambió su paraíso particular por un enclave paradisíaco donde no es oro todo lo que reluce. Tras pasar por República Dominicada y Brasil, ahora se encuentra en Cuba, pero no se cierra puertas a seguir viajando por el mundo.

Sandra Álvarez Escudero, en el teleférico de Puerto Plata.

Sandra Álvarez Escudero, en el teleférico de Puerto Plata.

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a. gIL
León

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Sandra Álvarez Escudero dejó su ciudad, León, con 18 años para estudiar en Madrid con ganas de conocer de primera mano cómo se vivía en una gran ciudad. Poco sabía entonces de que la vida le tenía preparados otros planes bien distintos. Tras estudiar Derecho y Administración de Empresas, le picó el gusanillo de la hotelería, un campo en continuo movimiento y sin límites geográficos que la llevó entonces a Marbella a estudiar un postgrado en dirección hotelera.

Aquel fue el primer contacto con un mundo desconocido que la apasionó y que, en ese ir y venir que ha caracterizado su vida, la hizo cambiar otra vez de ubicación: de nuevo Madrid. En la capital trabajó en un hotel del centro, como asistente del director en el departamento de alimentos y bebidas, dando soporte operativo en cocina y bares en materia financiera y administrativa. Pero llegó la crisis y, de nuevo, el cambio de rumbo. «Mi contrato no fue renovado y me vi obligada a cambiar de dirección», explica Sandra Álvarez. Y así fue como entró en una empresa de consultoría y auditoria que, aunque no guardaba relación con aquello que tanto le gustaba y en lo que ya se había convertido en una experta, le permitió «aprender y crecer como profesional». Allí estuvo tres años, siempre con el anhelo de regresar a la hotelería.

Y como todo llega, un día recibió la llamada de una cadena de hoteles para ofrecerle la subdirección financiera de uno de sus complejos turísticos en República Dominicana. «Superé las pruebas y, sin pensarlo dos veces, cerré los ojos, respiré hondo y pronuncié un ‘si’ fuerte y seguro», relata. Las andanzas de esta leonesa por el Caribe estaban apunto de comenzar.

La adaptación no fue fácil. «Es duro vivir en un ambiente meramente turístico, con el aire acondicionado 24 horas encendido, pero descubrí que este país no es sólo palmeras y piñas coladas», explica. En República Dominicana se enamoró de la cerveza Presidente y conoció «a gente excepcional con una gran filosofía de vida». Allí, «la frase ‘al pasito’ te obliga a tomarte la vida con más calma y centrar tus fuerzas en lo que realmente importa». La experiencia le permitió conocerse aún más y saber de lo que podía ser capaz. «Es un país en el que debes ser desconfiado, ya que todo el mundo es amigo de todo el mundo, pero en el que, cuando encuentras a una persona de verdad, podrás contar con ella sin condiciones» Tras dos años y medio, surgió la posibilidad de un ascenso en Brasil, de la mano de la misma empresa como subdirectora financiera. «Suponía un nuevo reto, sobre todo por el idioma, pero de nuevo volví a decir ‘si’ sin pensarlo». Allí lleva más de cuatro meses.

León y sus encantos

Sandra Álvarez no se cierra puertas. «¿A dónde me llevará el futuro? Aún no lo sé», señala.

Durante estos años, nunca ha olvidado León, «ni lo haré». Muy al contrario «aprendes a apreciarla más y, de forma inconsciente, te acabas convirtiendo en su embajadora». De hecho, cuando le preguntan por su procedencia, siempre invita a conocer León. «Comienzas a relatar cada uno de los pequeños encantos y placeres de tu ciudad, de León, que aunque parezca pequeña es matona y ruge con fuerza: todo su casco histórico con la Catedral, San Isidoro y sus reyes, el Barrio Húmedo, la Semana Santa, la limonada y, cómo no, lo bien que se come».

Y es que mientras el Caribe es el paraíso para muchos, para ella siempre lo será León. Aquí es donde viene a pasar sus vacaciones, donde vive su familia y donde tendrá una parte de su corazón «y donde siempre seré recibida con los brazos abiertos». Un sueño con nombre leonés que se está cumpliendo a muchos kilómetros.

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