Diario de León

GUZMÁN EL AFRICANO

El primer leonés era un mercenario musulmán

Una investigación de Luisa Isabel Álvarez de Toledo, la fallecida duquesa de Medina Sidonia, revela que el fundador de su linaje no nació en León sino que pudo haber sido un soldado de fortuna árabe que luchó en las mesnadas del rey Sancho

Imagen de la estatua erigida en León en honor a Guzmán el Bueno.  MIGUEL F. B

Imagen de la estatua erigida en León en honor a Guzmán el Bueno. MIGUEL F. B

León

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Poco o nada se conoce de la vida de Guzmán el Bueno . Ni siquiera su procedencia aunque cada día parece más justo decir que el liberador de Tarifa pudo haber tenido filiación árabe. De hecho es una de las hipótesis defendidas por Luisa Isabel Álvarez de Toledo , la fallecida duquesa de Medina Sidonia y autora de sendos artículos sobre el héroe: Guzmán el bueno, entre la leyenda y la historia y La mirada hacia la historia, en los que trata de arrojar luz sobre una figura histórica que se ha convertido en una de las biografía más repetidas de España.

De hecho, no hay ciudad o pueblo que carezca de una calle o una plaza en su honor. De hecho, la descendiente del primero de los Medina Sidonia aseguraba en un documental titulado Cuando los moros mandaban en Europa, dirigido por Bettany Hughes, que el primer documento que existe sobre Guzmán data del año 1.288 y refleja que el Alonso Pérez estaba en Al-Andalus al menos un año antes, puesto que adquiere una finca y logra el permiso para exportar 300 arbustos de trigo que puede traer del otro lado del mar de dónde él es.

 «Probablemente se refiere a algún lugar de Marruecos, mucho más grande entonces que ahora, un lugar en el que ni el trigo ni cebada podía cultivarse».  Asimismo, destacaba que en un documento de 1287, el rey se refería a Guzmán como mi vasallo, un nombre que se utilizaba tan sólo para los extranjeros. Y es que, según refería la duquesa, era muy común en aquella época entre los musulmanes aliarse con facciones cristianas cuando luchaban entre sí. Y añade que la historia de Guzmán se «limpió» en el siglo XVI con el propósito de borrar su origen étnico. «Por esa razón se le naturalizó en León. Pero lo hacían todos, cambiaban la historia a su favor», zanja ante la periodista. 

Luisa Isabel Álvarez de Toledo, una de las mayores investigadoras de archivos de Europa. DIARIO DE CÁDIZ

Luisa Isabel Álvarez de Toledo, una de las mayores investigadoras de archivos de Europa. DIARIO DE CÁDIZ

Y es que Isabel Álvarez de Toledo destaca en el artículo Guzmán el Bueno; Entre la leyenda y la historia que el relato sobre el fundador de su estirpe está, cuanto menos, «escasamente documentada» y cuenta que lo que de él se conoce proviene de un dominico que acompañó al héroe en su periplo. «En la más pura tradición clásica se busca origen legendario al héroe, descendiente según unos del rey godo Gundamaro, y según otros de hermano del duque de Bretaña, distinguido en Clavijo. Caro Baroja, quizá más realista, le hace descender de converso vallisoletano, que abrazó el cristianismo para satisfacer su afición a las armas».  

La investigadora defiende que una versión más verosímil le sitúa en Algeciras ofreciendo sus servicios al rey Aben Yucef «por el sueldo acostumbrado». Es decir, habría sido un mercenario árabe y su papel pudo estar reservado al cobro del tributo a los moros alábares: «hizo al alarbe soberbio/que se estuviera humillado/y le pagara tributo/que le tenía negado». Álvarez de Toledo precisa que sus riquezas pudo haberlas logrado durante la conquista de Tremecén, en Argelia, casi en la frontera con Marruecos.

Repudia —según los preceptos del Corán— a su esposa, María Alfonso, con la que tenía cuatro hijos que se instalará en la actual Andalucía y para la que envía cargamentos de higos en los que esconde monedas de oro y gemas. «Ausente de las crónicas es probable que a 12 de marzo de 1287 estuviese en Andalucía y al servicio del monarca Sancho IV y si bien no aparece en la conquista de Tarifa, fechada el día de San Mateo de 1292, entre los servicios que agradece Fernando IV —hijo del anterior— en privilegio del 97, prestado a su padre, figura señalamiento en la ‘conquista que fizo en Tarifa».

Placa en recuerdo del lugar en el que habría nacido en León Guzmán el Bueno, en la Audiencia Provincia. JAVIER

Placa en recuerdo del lugar en el que habría nacido en León Guzmán el Bueno, en la Audiencia Provincia. JAVIER

La historiadora relata que la entrega de Tarifa a Alonso de Guzmán coincide en el tiempo con la partida del infante don Juan de Castilla a Lisboa —donde vivía Pedro, uno de los hijos de Guzmán—. El rey portugués expulsó al infante en galeras hacia Francia y junto a éste fue el vástago del Bueno.  «Culpa la crónica al viento de haber parado don Juan en Tánger en lugar de recalar en Burdeos.

Pero es probable que teniendo en sus manos al muchacho imagínese utilizarlo en Tarifa. Apenas desembarca envía mensajeros al rey de Marruecos, que le invita a Fez, prestándole 5000 caballeros para la empresa. El infante y sus fuerzas cruzan el Estrecho, sentando sus reales ante los muros de la Villa». 

Imagen del minarete de Tremecén, ciudad argelina en cuya conquista habría participado Guzmán. DL

Imagen del minarete de Tremecén, ciudad argelina en cuya conquista habría participado Guzmán. DL

«Tengo la esperanza de que futuras investigaciones aporten documentos inéditos  que permitan llenar lagunas y dibujar los perfiles de un personaje del que no sabemos casi nada, arrancando  a la leyenda, para reintegrarla a la historia la personalidad compleja de este mercenario»

Así que tres meses después y sin conseguir la plaza, don Juan recurre al chantaje que conocemos por las crónicas con el resultado de la muerte del hijo de Guzmán. Confirma el hecho un privilegio de Fernando IV otorgado en 1297: «Cercada Tarifa por el infante D. Johan con todo el poderío de los moros del rey Abeacoben, que mataron un fijo que este D. Alfonso Pérez abía que los moros traían consigo, porque non les quiso dar la villa, e él mismo lanzó un su cuchiello e los moros veyendo esto matáronle el fiho con su cuchiello». Admite el documento la presencia de D. Juan entre los sitiadores, pero esconde la responsabilidad que, como inductor del infanticidio le corresponde. 

Luisa Isabel Álvarez de Toledo termina el artículo con la esperanza de que futuras investigaciones aporten documentos inéditos que permitan llenar las lagunas y dibujar perfiles de este personaje, del que asume que «no sabemos casi nada». Destaca su faceta de mercenario, «aficionado a la orden del Císter, constructor de fortalezas , pero también de un convento militar y diplomático, pues sirvió al rey como parlamentario, hombre de confianza de María de Molina y protagonista de un romance con connotaciones y símbolos de alquimia»...

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