Diario de León

Cómo cuidar de un cachorro

El correcto desarrollo tanto físico como psíquico de un cachorro va a depender de una serie de cuidados que deben realizarse en las primeras etapas de crecimiento

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MÓNICA FARTO LÓPEZ veterinaria clínica veterinaria centro león
León

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La madre representará en todo momento un papel importante y de su estado de salud va a depender la supervivencia de la camada sobre todo en las primeras semanas, por ello su alimentación debe ser la adecuada para cubrir todos los requerimientos energéticos a los que se va a ver sometida durante el embarazo y la lactancia. El periodo neonatal comprende desde el momento del parto hasta los quince días de vida en el perro. La ingestión de calostro en las primeras 12-24 horas es fundamental ya que durante este tiempo la permeabilidad intestinal es total (la flora bacteriana colonizará el intestino en los primeros dos o tres días) y por tanto la absorción de nutrientes e inmunoglobulinas está garantizada y con ello el refuerzo del sistema inmune. Desde el nacimiento los sentidos del gusto, olfato y tacto se ponen en marcha, lo que permite establecer rápidamente el vínculo con la madre y entre los hermanos, tendiendo a permanecer siempre juntos y próximos a la madre, así nunca les faltará calor ni alimento. Durante este periodo pasan prácticamente la totalidad del día durmiendo y maman cada dos o tres horas. Es importante que comiencen a socializarse tanto con animales como con el hombre, estableciéndose una relación social que hará más fácil la convivencia y la domesticación cuando sean adultos. De lo contrario serán perros miedosos, rechazarán a sus semajantes y pueden llegar a desarrollar en un futuro trastornos psicológicos. Los síndromes que comprometen la vida de un cachorro son: En primer lugar la hipoxia, que puede producirse en el momento del parto o trascurridas 48 horas, hasta que los pulmones adquieren su funcionalidad. La madre limpiará cuidadosamente las secreciones de la boca y el hocico y ayudará a que las vías respiratorias queden libres para que tomen su primera bocanada de aire. Si la conducta de la madre no es la adecuada será el propietario el que sin perder tiempo deberá encargarse de todo. Otro de los riesgos a tener presente es la hipotermia, debido a que los mecanismos de termorregulación no se han desarrollado. Es necesario que la temperatura ambiente en la paridera no baje de 23 ºC. Un cachorro con enfriamiento dejará de mamar lo que deriva en una hipoglucemia que hará bajar aún más su tª corporal. Esto provoca el abandono del animal por parte de la madre y por consiguiente la muerte del mismo. Con la hipoglucemia descienden bruscamente los niveles de glucosa en sangre y debido a la escasez de reservas corporales de grasa y glucógeno, el animal comienza a debilitarse, deja de alimentarse, su temperatura desciende etc. Por último evitar la deshidratación, procurando humidificar el ambiente y asegurándonos de que la camada mame correctamente, hasta alcanzar la madurez fisiológica. Hay que tener en cuenta que un cachorro necesita de dos a tres veces más agua que un adulto. Un propietario debidamente asesorado por su veterinario sabrá actuar ante cualquier fallo en la conducta maternal, sobre todo en hembras jóvenes o primíparas, (canibalismo, abandono, traumas etc), incluso podrá manipular a los cachorros sin ningún miedo, ya que está demostrado que es beneficioso de cara al futuro desarrollo psicológico del animal. Además es recomendable comenzar con la desparasitación intestinal a los quince días del nacimiento, y cumplir con el protocolo de vacunaciones un mes más tarde para que pronto puedan enfrentarse al mundo exterior con la protección adecuada frente a las principales enfermedades víricas.

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