Una isla en el mar de la delincuencia

Mantener los niveles de seguridad en unos parámetros razonablemente aceptables, controlar los focos de tráfico de estupefacientes que se asientan en León, no tanto por pervivencia propia sino por influencia de otras provincias, evitar la proliferación de actuaciones delictivas de los clanes más que conocidos en la capital y mejorar la prevención de las actividades delictivas son los grandes retos a los que se enfrenta León en la legislatura que se avecina.

De acuerdo a los últimos datos del Ministerio del Interior, la sustracción de vehículos a motor ha sido el epígrafe que más ha crecido en el primer trimestre del año. En cualquier caso, por encima de la realidad objetiva está la tendencia subjetiva, que fija el tráfico de drogas como una de las grandes preocupaciones en esta materia.

La lucha contra la violencia machista es una de las grandes obsesiones de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. La vigilancia policial a nivel municipal y los planes de Policía Nacional y Guardia Civil para hacer frente a este tipo de delitos son asuntos que llevan marca roja en la agenda de las autoridades locales. Deberá ser también una de las prioridades de los candidatos a la alcaldía.

Niveles de seguridad

Los niveles de seguridad se encuentra en términos muy aceptables. Los tres principales indicadores son los delitos registrados por cada mil habitantes en los territorios que controlan la Guardia Civil y la Policía Nacional y se hallan ahora mismo en un nivel de apenas una veintena de episodios por cada millar de habitantes, muy por debajo de la media nacional y tremendamente inferior a los resultados que se registran en la Unión Europea.

No es León una ciudad de homicidios destacados. Sin embargo, la relevancia y la trascendencia que han cobrado los últimos acontecimientos ha hecho que dé la sensación de alguna forma de que es así.

En materia de circulación y tráfico, los planes que se izaron en su día para tratar de controlar fundamentalmente la velocidad han dado su fruto con un descenso importante en el número de atropellos, aunque en el aire queda todavía la posibilidad de reducir en todo el casco urbano los límites.