Diario de León

Las dos familias de Iñaki presas en San Marcos

Luis Melón trajo a la vida a los presos de San Marcos pintando sus nombres con tizas en una acción de apoyo a la ARMH

Luis Melón trajo a la vida a los presos de San Marcos pintando sus nombres con tizas en una acción de apoyo a la ARMH

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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Iñaki no lo sabe, pero en San Marcos estuvieron presos, quizá hasta se cruzaron sin conocerse, sus dos bisabuelos, Apolinar Rodríguez, de Matallana de Torío e Iñaki Unanue, de Santa Lucía. Y también fue encarcelada en el hoy flamante hostal su bisabuela, Manuela Brugos. A la esposa de Apolinar le dieron orden en Cármenes de que se presentara con sus dos hijos Manuel y Alfredo, de siete y seis años, en el campo de concentración de San Marcos. Con otro chico en la barriga, Ambrosio, bajó en el tren y allí quedó hasta que se presentó el parto.

Iñaki no lo sabe, pero su bisabuela no dio a luz en San Marcos porque la sacaron para que pariera en la maternidad del hospicio. Las abuelas vinieron en su busca y solo pudieron sacar a los nietos.

Ahora son los nietos y los biesnietos quienes rescatan su memoria. Iñaki solo sabe escribir su nombre. Ayer le dieron una tiza, se agachó y lo pintó sobre las baldosas de la plaza de San Marcos. Con sus tres años es el más joven de las más de 200 personas que durante 20 horas desfilaron por la plaza de San Marcos para participar el performance Todos los nombres con las que el artista leonés rindió homenaje a los 6.000 prisioneros de San Marcos. Los fantasmas de la memoria histórica volvieron a la vida con sus nombres escritos en tiza. En unos días desaparecerán del pavimento. Una acción que pone de relieve la actitud del Gobierno con la memoria histórica, apunta.

Melón quiso dar identidad a todas estas personas diluidas habitualmente en el genérico de presos o desaparecidos en una acción cuyo fin último «es amplificar la labor de la ARMH ahora que cumplen 15 años como complemento al acto poético musical del Auditorio», explicó el artista.

Satisfecho con la respuesta, el artista confiesa que su primer contacto con la memoria de la guerra lo tuvo en casa. «Mi abuelo fue sargento republicano y estuvo preso en Zaragoza y con pena de muerte», comenta.

El niño Iñaki no pintó su nombre por capricho. Era el homenaje particular de su madre Arancha y su tía Conchi al abuelo Iñaki Unanue Laburu, perseguido en su tierra por bajar del caserío a estudiar castellano y acabó de minero en Santa Lucía. El niño puso el nombre y ellas pintaron los apellidos. Y el padre del niño Iñaki, Manuel, escribió los nombres de sus abuelos, su padre y sus tíos.

Muchas historias se contaron ayer con el cuerpo agachado sobre las piedras de San Marcos.

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