Diario de León

Puigdemont se compromete a no buscar la independencia de cualquier manera

El nuevo presidente de la Generalitat promete ser fiel a «la voluntad del pueblo».

Mas impone la medalla representativa del cargo al nuevo presidente, Puigdemont.

Mas impone la medalla representativa del cargo al nuevo presidente, Puigdemont.

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cristian reino | barcelona
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El nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tomó ayer posesión del cargo, prometiendo «fidelidad a la voluntad del pueblo catalán representado en el Parlamento catalán». Puigdemont obvió al rey, la Constitución y el Estatuto de Autonomía, y se saltó la fórmula de prometer o jurar «lealtad al rey y guardar la Constitución». Sin embargo, pronunció un discurso marcado por la moderación, teniendo en cuenta el momento que vive Cataluña, tres meses y medio después de unas elecciones que tuvieron un carácter plebiscitario.

Si hasta la fecha, Puigdemont había marcado un perfil soberanista duro, en su toma de posesión quiso lanzar un mensaje con más matices porque aspira a todo -lo «imposible sólo es una opinión», dijo- aunque dejó claro que no piensa pilotar la transición hacia la independencia de «cualquier manera». Una referencia que entroncaría con la idea que empieza a brotar en sectores del soberanismo de que es necesario ralentizar el ritmo y que el plazo de 18 meses que contempla el programa de Junts pel Sí para la proclamación de la independencia debe ponerse en cuarentena.

Entre otras cosas, porque esos mismo sectores del secesionismo que tienen menos prisa son conscientes de que con el 48% de los votos obtenidos el pasado 27-S difícilmente pueden avanzar a las bravas y por el camino del medio hacia la creación de un Estado que nadie reconocerá. Puigdemont cree necesario «implicar a más gente» en el proyecto secesionista para que el independentismo gane músculo social y «ampliar la mayoría». Lo que está por ver es si esa meta se consigue retrocediendo una casilla y volviendo a reivindicar el derecho a decidir y el referéndum. Puigdemont, por lo pronto, prometió «serenidad y respeto».

Dio, en cualquier caso, una de cal y una de arena, como solía hacer su antecesor. El hecho de haber obviado al rey y a la Constitución en la fórmula de la promesa del cargo, omisiones que el Gobierno central dijo que miraría con lupa -el ministro del Interior estaba presente en la ceremonia y evitó aplaudir en todo momento-, situaba el discurso del nuevo presidente de la Generalitat en el punto exacto en el que se encuentran las relaciones entre Cataluña y el resto de España, y que se resumen en enfrentamiento total y ruptura de puentes.

Puigdemont, que se autodefinió como «no infalible pero insobornable», tratará de culminar con éxito la fase final de la separación.

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