Diario de León

La ‘república’ catalana se estrella contra la Diputación de Barcelona

El pacto entre JxCat y PSC en la institución rompe la política de bloques del ‘procés’.

Núria Marín y Celestino Corbacho. QUIQUE GARCÍA

Núria Marín y Celestino Corbacho. QUIQUE GARCÍA

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cristian reino | barcelona

«Hay desencanto, decepción. La gente no entiende nada», afirma Iolanda Fresnillo, socióloga y activista soberanista. «Es una barbaridad táctica y estratégica», añade el filósofo Xavier Antich, también desde la óptica independentista. La decisión de JxCat de pactar con el PSC en la Diputación de Barcelona, dejando de lado a ERC, ha sumido en la «desorientación» y ha «cabreado» al mundo independentista, añade Antich. De golpe y porrazo se ha dado cuenta de que existe un término que se llama «realpolitik», resume Fresnillo.

La política directa, la de las acciones concretas, ha sido la que ha llevado a los dirigentes postconvergentes a aliarse con los socialistas y aparcar el proceso secesionista por cuestiones muy poco épicas como el reparto del poder territorial, la urgencia de las finanzas del partido o el intento de frenar a sus socios/adversarios de Esquerra en la pugna por la hegemonía del soberanismo. En poco tiempo, ERC ha visto cómo se quedaba sin dos de los trofeos más suculentos: el Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación. Esquerra fue la fuerza ganadora en las elecciones locales y en las generales en Cataluña, pero no se acaba de visualizar en las instituciones. Los republicanos cargaron con todo contra JxCat por aliarse con el PSC, y hablaron de que la elección de la socialista Nuria Marín como presidenta provincial supondrá un «antes y un después». Dirigentes del peso de Joan Tardà hablaron de que había llegado la hora de plantarse, pero Esquerra también ha buscado las cosquillas a sus socios en acuerdos municipales (Sant Cugat del Vallès o Figueras son los casos más sangrantes) y hace tiempo que los republicanos sueñan con un cambio de socios, como ha dicho Gabriel Rufián. Sin embargo, nada se moverá de manera definitiva hasta que se conozca la sentencia del ‘procés’.

JxCat quiere seguir estirando todo lo que pueda la legislatura a la espera de que se acabe de reconfigurar el espacio postconvergente y de que las encuestas les sean más favorables, mientras que ERC quiere ya elecciones. Sin embargo, tampoco puede hacer caer el Govern porque sería elevado a la categoría de traidor mayor por los custodios de las esencias del independentismo. El presente y la sentencia A esto se suma el riesgo añadido, expresado por Artur Mas o Jordi Cuixart, de que el secesionismo pueda recibir un castigo en las urnas por perder la brújula. «No os votaremos», gritaban los simpatizantes de la ANC el jueves pasado a las puertas de la Diputación de Barcelona.

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