El Ayuntamiento aprovechará la crisis para acelerar las medidas de movilidad peatonal

Habrá otra ciudad cuando se salga de la crisis. No será la misma socialmente, pero tampoco en su concepción urbanística. El Ayuntamiento de León aprovechará la paralización impuesta por el estado de alarma para acelerar las medidas de movilidad. Se estudiarán nuevas calles de prioridad peatonal, sobre todo en el entorno de Santo Domingo y la Inmaculada, en las que el único tráfico que se permita sea el de acceso a garajes y emergencias, al estilo de Ordoño II. Aparecerán ciclocarriles, como los que ya se aplicaron en el pasado mandato para unir la plaza de toros con el entorno de la delegación territorial de la Junta, en los que se espera que tenga hueco la circulación de los patinetes eléctricos y similares. Se diseñarán itinerarios peatonales con organización de flujos de ida y vuelta para favorecer el distanciamiento social. Se suprimirán espacios de aparcamiento para conceder hueco a la instalación de terrazas y la posibilidad de hacer colas fuera de los establecimientos. Se establecerán horas o días determinados para el uso peatonal de algunas vías. Se aplicará la limitación de la velocidad a 30 kilómetros por hora, salvo en vías de gran capacidad de la periferia, como las rondas, al rebufo de la nueva reglamentación que ya ha adelantado la DGT... El catálogo de medidas está sobre la mesa de los técnicos, después de analizar las peticiones realizadas por los empresarios, hosteleros y comerciantes, pero que todavía tienen que asentarse de manera concreta sobre el mapa de la capital leonesa en las próximas semanas.

Los responsables del equipo de gobierno entienden la coyuntura como un momento ideal para aplicar la estrategia que ya habían avanzado cuando tomaron posesión. En esa línea, los técnicos de movilidad trabajan desde el pasado otoño en un plan que defina las actuaciones que se van a tomar para reducir el uso del vehículo privado, potenciar el transporte público y los modos no contaminantes, sacar los coches sobre todo de la zona céntrica y ampliar los espacios en los que el peatón tenga preferencia. Los resultados de esa labor, que por el momento no ha pasado del papel y la semipeatonalización de Ordoño II, pasan ahora al primer plano. Más allá de la decisión de ejecutar el proyecto de reforma de la céntrica avenida, en el que se elevará la calzada al nivel de las aceras, y de reurbanizar las calles Legio VII y Arco de Ánimas para convertirlas en parte de la zona de exclusión como el resto del casco histórico, las nuevas necesidades de distanciamiento social ampliarán el abanico de medidas. No sólo porque complementen, sino porque se convertirán en las primeras que se apliquen sobre el terreno.

El consistorio avanzó ayer que ha puesto a los técnicos a analizar los planteamientos de los comerciantes y hosteleros. La encomienda pasa por especificar ahora cómo se consigue el objetivo del mayor distanciamiento y en qué calles y zonas se aplica. Este trabajo tiene como uno de los entornos principales el centro de la ciudad. Todas las calles que confluyen en Santo Domingo son objeto de consideración. Al tratarse del área en la que mayor afluencia de personas se contabiliza, se aplicarán «nuevas medidas de seguridad en el acceso de establecimientos comerciales», como «zonas de acceso y espera», así como el recrecimiento de los pasos de peatones y la ampliación de las zonas de espera. En las calles en las se mantenga la circulación de vehículos este espacio se ganará en la banda de aparcamientos, lo que derivará en la eliminación de plazas de la ORA. No notará todavía la merma en los ingresos puesto que el servicio carece por el momento fecha de vuelta al régimen de pago hasta que no se haya iniciado la apertura más normalizada del comercio y los bares.

Pero no se limitarán al centro estas medidas para favorecer el distanciamiento social. El objetivo, según el documento enviado por el equipo de gobierno, es lograr «mayor porcentaje del espacio público destinado a los peatones y cesión de parte del espacio público para la mejora de la actividad comercial, cultural, social, o lúdica con el establecimiento de terrazas o la apertura de espacios comerciales abiertos en todos los barrios» de la capital leonesa.

Dentro de estas actuaciones más inmediatas se fija la creación de itinerarios peatonales, como ya reclamó el miércoles la UPL. El equipo de gobierno socialistas apuntó ayer que se prevé esta medida para « marcar la distancia social necesaria aplicando el reglamento de circulación». De acuerdo a la explicación trasladada en nota de prensa «se regulará la movilidad de peatones y vehículos creando flujos y sentidos de circulación en las zonas de prioridad peatonal, para favorecer el distanciamiento social, estableciendo itinerarios seguros y a la vez turísticos». «De la misma forma se han de organizar las colas en los establecimientos fuera del mismo sin que impida la libre circulación en condiciones de seguridad», abundaron.

El plan esbozado por los responsables de la gestión del Ayuntamiento apunta dos medidas que dependerán en todo caso de la orden que emita la DGT. El consistorio vuelve a mostrar su disposición a que se amplíen las calles con limitación de la velocidad a 30 kilómetros por hora. No es nuevo. El estudio ya lo tuvo encima de la mesa el equipo de gobierno precedente, pero optó al final por esperar a la decisión que adoptaran las autoridades estatales en la reforma del reglamento general de circulación. La entrada en vigor afectará a las calles de un solo carril por sentido de circulación. La consideración engloba al 80% del callejero de la capital leonesa, donde tan sólo tendría que realizarse el cambio de las señalizaciones. Fuera quedarían, por ejemplo, las rondas que circunvalan la ciudad y la entrada de la N-120 en el tramo entre Oteruelo y Michaisa, aunque también aquellas en las que lo decida el Ayuntamiento de León.

menor riesgo

La medida se apoya en los estudios con los que cuenta la DGT. Los trabajos técnicos demuestran que el riesgo de fallecer para un peatón o un ciclista en un atropello con un vehículo se reduce del 80% en el caso de que se sufra a 50 kilómetros por hora a tan sólo el 10% en el caso de que el impacto tenga lugar a 30 kilómetros por hora.

Los cambios aplicados desde arriba marcarán también a los conocidos como vehículos de movilidad personal. Los patinetes eléctricos, que sobre todo en los dos últimos años han tomado protagonismo en el paisaje urbano, pasarán a tener consideración de vehículos a todos los efectos. Esta denominación obligará de manera taxativa a que tengan que ir por la calzada, lo que hará que el Ayuntamiento deba adoptar medidas para favorecer su seguridad, al mismo nivel que a los ciclistas. Sobre esta guía, los técnicos municipales prevén crear carriles de preferencia, como el que ya hay desde la plaza de toros hasta el entorno de la Junta, o incluso reservar alguno de manera específica.

Sin fijar dónde, el alcalde, José Antonio Diez, insistió en que «las medidas afectarán claramente a todos los modos de movilidad existente, estableciendo un antes y un después en relación a las estrategias de dimensionamiento y reparto del espacio público utilizado hasta ahora». El regidor, mediante una nota de prensa, reseñó que «ha de verse como una oportunidad para perseguir la descontaminación de esos espacios, intentando no retroceder en la desescalada al dato positivo de en torno al 70% de reducción de emisiones de gases efecto invernadero, óxidos de nitrógeno y partículas en suspensión que en el periodo de confinamiento se ha llegado a alcanzar».