Diario de León

La identificación reactiva las conexiones del 11-M con Al Qaida

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m.s.p. | madrid
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La confirmación oficial de que Allekema Lamari es el séptimo de los suicidas ha reactivado las investigaciones de la policía sobre las conexiones de los atentados con la red europea de Al Qaeda, en particular en Italia. Lamari no era un terrorista más. Este veterano ex cabecilla del Grupo Islámico Armado (GIA) argelino había mantenido antes de su detención en el Levante en abril de 1997 «numerosos contactos» con núcleos terroristas europeos vinculados directamente con Al Qaida. Desde que el pasado mayo se comenzara a vislumbrar la posibilidad de que Lamari hubiese muerto en Leganés, los servicios de Información se han esmerado en bucear en las relaciones que el argelino mantenía vivas pese a haber pasado cinco años en la cárcel. Así han logrado constatar que el antiguo líder del GIA continuó en contacto estrecho con Noureddine Salin Abdoumalou, uno de sus más estrechos colaboradores y que fue también detenido en Valencia en la operación ordenada hace siete años por Garzón contra las entonces células durmientes integristas. Según las investigaciones de Garzón anteriores al 11-S, Abdoumalou, que salió de la cárcel un año antes que su compañero, se reunión en Valencia entre el 27 y el 29 de marzo de 2001 con el terrorista tunecino Essid Sami Ben Khemais, uno de los hombres de confianza de Bin Laden y conocido con el nombre de Saber . Khemais era entonces el máximo responsable del comando Varesse , un grupo armado desarticulado en abril de aquel año en Milán y en la ciudad italiana de Varesse cuando preparaba varios atentados en suelo italiano. Junto a Khemais, el otro jefe de la célula de Varesse era Mohamed Bensakhiria. Este argelino, supuesto jefe del aparato militar de Al Qaeda en Europa, fue detenido en junio del 2001 en Alicante y era un «viejo contacto» de Allekema Lamari.

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