Diario de León

Felipe González llama a los socialistas catalanes a analizar con «sentido crítico» la participación

PSC y CiU banalizan la alta abstención del referéndum y miran a los comicios

Montilla asegura que «a cualquier dirigente político le haría ilusión ser presidente»

Pasqual Maragall y José Montilla, ayer, en la reunión del PSC

Pasqual Maragall y José Montilla, ayer, en la reunión del PSC

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Ramón Gorriarán - barcelona
León

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Las dos fuerzas políticas mayoritarias en Cataluña no dejaron pasar ni 24 horas desde el referéndum para pasar la página del Estatuto y dirigir la vista a las elecciones autonómicas de otoño. Tanto CiU como el PSC coincidieron en que la interinidad del Gobierno de la Generalitat no permite aplazar los comicios, pero difieren en las fechas. Los nacionalistas quieren que sean cuanto antes, apuntan a octubre, y que el Parlamento no se reúna tras las vacaciones estivales. Los socialistas han subrayado un día del calendario, el 19 de noviembre, aunque también contemplan el 22 de octubre. La resaca del referéndum duró poco. Hubo más explicaciones sobre la elevada abstención, pero CiU y el PSC posaron la mirada en el próximo otoño. El líder nacionalista, Artur Mas, fue claro al dibujar el panorama político catalán, y del Gobierno de Pasqual Maragall en particular: «no hay motivo para alargar agónicamente esta situación precaria y en tránsito». Cataluña, añadió tras la reunión de la ejecutiva de la federación, necesita «un buen Gobierno», no uno «en minoría», y «un liderazgo fuerte». El presidente de CiU, en consecuencia, hizo «un llamamiento» al jefe del Ejecutivo autónomo para que convoque ya las elecciones y anteponga «el bien de Cataluña» a «sus intereses personales» o a «los de su partido». Los nacionalistas, explicaron fuentes cercanas a Mas, no quieren dejar pasar el tiempo para aprovechar la fuerza de la ola, en cuya cresta cabalgan, y mantener la posición favorable que auguran todas las encuestas. Los socialistas compartieron la idea de la cita con las urnas, pero no las prisas. No carecen de razones ya que por no tener, no tienen ni candidato. La dirección del PSC deshoja la margarita entre la continuidad de Maragall, el preferido por la militancia, o su relevo por el ministro de Industria y primer secretario del partido, José Montilla, el favorito del aparato, de La Moncloa y del PSOE. La ejecutiva de los socialistas catalanes abordó por primera vez el tema. El portavoz del PSC, Miquel Iceta, anunció que la incógnita se despejará «pronto», en «los próximos días», si bien Montilla matizó que la decisión se tomará en «las próximas semanas», aunque la idea es, según el ministro, tener «las cosas listas antes de las vacaciones». El primer secretario de los socialistas catalanes rompió, además, con su proverbial discreción y con respecto a su posible candidatura, admitió que «a cualquier dirigente político le haría ilusión ser presidente» de la Generalitat. Esta indefinición sobre la candidatura, llevó a los socialistas catalanes a no tener urgencias de agenda. Sin descartar que Maragall convoque las elecciones para el 22 de octubre, se mostraron más partidarios de hacerlas el 19 de noviembre. Sería, explicó Iceta, una fecha «entrañable y emblemática» porque casi coincidiría con el tercer aniversario de los comicios autonómicos del 16 de noviembre del 2003. Regañina al PSC Por su parte, Felipe González cree que el PSC debe analizar los resultados del referéndum sobre la reforma del Estatut con «sentido crítico» y «hacer una reflexión». El ex presidente del Gobierno subrayó que la victoria del sí fue «contundente», pero llamó la atención sobre el elevado porcentaje de abstención, superior al 50% del censo electoral. A su juicio, este dato sólo puede ser interpretado como un «castigo» a las formaciones políticas. «Y eso -dijo- no se puede despachar banalmente». En cualquier caso, recordó que en Cataluña hay un porcentaje estructural de abstención que se repite en todos los comicios y, por lo tanto, sólo habría que buscar la explicación a un 10 o 12% extraordinario. Admitió que la victoria del 'sí' es sobre todo achacable al electorado nacionalista y no tanto a la movilización del socialista. «ERC ha salido malparada y razonablemente bien los partidarios del 'sí'; un poco mejor CiU y un poco peor el PSC», apuntó. Pero a quien de verdad criticó por su actitud fue al primer partido de la oposición. Según él, el PP ha sacado consecuencias para todos menos para sí mismo y ha reaccionado ante los resultados de forma «dramática», como ya ocurrió con las generales del 2004, «negándose a aceptarlos». Él mismo olvidó sus suspicacias y aseguró ser partidario de las reformas «con independencia -dejó caer- de que su texto me pueda parecer más o menos acertado».

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