Diario de León

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Ahí queremos ver a los cofrades y devotos de Genarín, ahí, nebulizando orujo a morro como hacen los chamanes con aguardiente cuando quieren espantar lo suyo o limpiar el sitio de otras influencias, así, con sonoros resoplidos al cielo purificando el aire con microlluvia borracha, así, y que lo haga por estas calles cada día en ronda nocturna y penitencial la piadosa caterva de san Genaro hasta que concluya esta Cuaresma que por una vez lo parecerá al verse convertida en Cuarentena Nacional de abstinencias mil. Algo ha de hacer esa cofradía que se precia de un Genarín milagrero que mamao subió a los cielos y una vez bajó de allí en ayuda de un nefrítico. Suspendiendo solo su Entierro los genarinianos no están haciendo nada más que lo que les mandan y no todo lo que se espera de ellos como barricada contra el virus y la descomposición del misterio. Más. Algo más. Un milagro, una curación, un antigranizo antipánico, un verso redentor, un pedo contravírico, un cantazo filosofal... y achicharrar al bicho. Pero nada.

Prietalculo, Genaro, y discurre .

Que no te roben el papel de intercesor y taumaturgo en esta tragedia pandémica de tanta comedia política, prepara un milagro de los tuyos no tan chungalí o al menos un detalle si no quieres que te pisen la mano como ya lo hizo el obispado de Huesca al anunciar que sacarán al Santo Cristo de los Milagros para que bendiga la ciudad igual que la libró en 1430 de la peste negra que asoló Europa. Sin quererlo, o queriendo, ese obispo ya dio una idea genial a los desconsolados nazarenos de la España de piedad cañí que están en shock emocional tras prohibirse sus éxtasis procesionantes, sus macarenas enjoyás y cristos cachorros... traducido: háganse rogativas, actos penitenciales, tinieblas crujientes, contritas filas indias de a metro internós cantando suplicantes «perdona a tu pueblo, Señor»... aplacad la ira divina que sin duda se cierne sobre una humanidad que no cesa de matar planetas y dioses... y así, «las procesiones que salen por las que entran» y paliado un tanto el disgusto papón y los síndromes de abstinencia.

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