Diario de León

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Se veía venir que esta vez no iba a ser como otras ocasiones anteriores. Pedro Sánchez decidió sumar reformas al Código Penal y hasta los suyos le han aguantado la mirada y dejado en evidencia. El presidente del Gobierno sabe que tiene al PSOE en contra si osa añadir al borrado de la sedición la rebaja de la malversación. Esta vez, en el mismo puente de mando socialista quieren creer en una marcha atrás de su jefe de filas.

La organización se le ha agitado a Sánchez. No es un debate sencillo. Ni cómodo. Los barones, aunque algunos haciendo tripas corazón, pudieron pasar por alto la sedición. Entendieron que no les quedaba otra, oficialmente por «responsabilidad», para favorecer la convivencia en Cataluña, según el clima artificial creado por los guionistas gubernamentales. El partido estaba dispuesto a tragar. Pero tocar la malversación es una decisión de alto voltaje, complicada de administrar, sensible, y sin «pedagogía» capaz de frenar el coste electoral. Sánchez se ha sentido herido en su autoestima, según admiten en el entorno presidencial. Algunos de sus mandos bajan la cabeza.

Con la digestión de los planes de Pedro Sánchez todavía por hacer, el Gobierno se halla inmerso en contactos con ERC que reclama una reforma a la carta del Código Penal. Esto es, exclusiva para Oriol Junqueras y hasta cuatro decenas de cuadros intermedios separatistas. En su batalla inicial, la doctrina gubernamental insistió en la necesidad de diferenciar el tipo penal cuando no media un lucro personal, pero quedó enseguida a las claras que siquiera hilando fino limitarían el alcance de una reforma que los independentistas definieron de «quirúrgica». En esa pantanosa tesitura participó de lleno Margarita Robles para regocijo de La Moncloa pues —admitieron— el particular valor de la ministra de Defensa que «cubre una parte del electorado más moderado».

La equivocada comunicación de La Moncloa ha ido dejando mensajes contradictorios. Durante días, miembros del Gobierno han ido alejando la idea de la malversación en espera de que lo hiciese Sánchez. Este jueves, el Congreso toma en consideración la proposición de ley para introducir cambios en el Código Penal. La última semana de noviembre el Pleno debatirá las enmiendas a la totalidad y, en pleno puente de la Constitución, se discuten en comisión las enmiendas parciales. Un intento más de hacer pasar lo más desapercibida posible la debilidad parlamentaria de un Sánchez en manos de declarados enemigos del Estado.

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