Diario de León

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Marruecos es nuestro vecino contiguo, agüita salá mediante (o alambrada concertina), y no por ello deja de parecernos mundo lejano y exótico con un vivir tan diferente, que nos hace recelar y replegar confianzas, quizá porque en el fondo el marroquí es un trozo de nuestro viejo espejo (y pellejo); por eso nos asusta esa morabía; no pocas veces es como asomarnos a nosotros mismos, aunque resolvemos culpas y complejos al instante convencidos de nuestra superioridad moral o racial y de que toda la culpa es de ellos. Pero no hace falta ir al moro para ver en Huesca hace unos días parecida noticia a la que vino de Marruecos hace unos años donde unos adolescentes contrajeron la rabia por practicar sexo con una burra. Bestial. Bestialismo. Aunque lo novedoso de la noticia aquella era que también las burras puedan transmitir la rabia; la creíamos exclusiva de perros, ceporros radicales y políticos en el trullo.

Las burlas racistas de entonces se hicieron esta vez nacionales en nuestro corrillo. ¿Sólo los moros? Pero escandalizarse por eso, dijo Sócrates, suele delatar algún episodio inconfesable en quien más se burla.; el sexo con animales es tan antiguo como la soledad; y lo siento, pero aquí algunos tenéis cara de haber estado demasiado solos alguna vez. El silencio acampó en el corro y lo rompió Peláez para recordar que en 1972 también detuvieron los guardias a uno en La Virgen del Camino -treintaitantos años, carpintero y ebrio- cuando intentaba violar a una pollina que estaba estacada en las eras del pueblo... ¡a plena luz!, eran las tres de la tarde.

¿Sexo animal?... a la orden del día, desde Calígula con su caballo a doña Sole con su gran danés. Aunque nada iguala a una Biblia hebrea del siglo V que relata cómo Adán, sintiéndose enormemente sólo, decidió aparearse con las hembras de cada una de las especies del Paraíso, y no encontrando finalmente satisfacción ni dicha, rogó a Dios que le diera compañera. Y menos mal que ahí vino Eva porque, si no, hoy la raza humana podría tener rayas como las cebras o rabo como las zorras.

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