Diario de León

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La agresividad de la defensa demuestra la debilidad del argumento. El tiempo de  Sálvame  ha pasado aunque duró demasiado como para dejar un ejemplo deplorable de cómo no deben resolverse los conflictos y que ha confundido a un tipo de personalidad con la semilla implantada en el ADN del griterío, el insulto, el desprecio y el prejuicio, adornados con una supuesta superioridad y seguridad que oculta el rencor y el odio. Nadie está a salvo de los desalmados.

En esta campaña electoral, los argumentos a la desesperada recurren a los muertos, que no votan, pero al parecer, y eso es lo que más inexplicable me parece, dan votos. Dejad a los muertos que descansen en paz. A todos los muertos. Dejad que las familias localicen, siempre que sea posible, y entierren con dignidad a las personas que están en las cunetas. Dejad tranquilas a las víctimas de la banda terrorista ETA, que bastante dolor causó en una España que luchaba por la libertad y la democracia. Cerrad con dignidad esas heridas para que una nueva generación de españoles pueda vivir sin rencor y sin la carga de las mochilas de un pasado del que no son responsables. Liberad de una vez por todas a la juventud de todos los pecados del pasado porque esa será la única manera de avanzar y de que los acontecimientos se analicen y se respeten desde una mirada limpia y clara, sin prejuicios. No permitáis que el rencor anide en la generación en la que se pensaba como aliciente para acabar con la dictadura y el terrorismo. Todo se hizo por ellos, por los hijos e hijas que estaban por venir, para que vivieran en una España libre y en paz. Esa generación ya está aquí, pero no la dejáis vivir libre de cargas y enfrentamientos del pasado.

En España se ha sufrido mucho, pero debemos dar una oportunidad a una nueva generación que ha nacido en una sociedad libre y sin terrorismo, Para eso se luchó tanto pagando un alto precio, incluso con lo que no lo tiene, por su alto valor, como la vida. Permitid a una nueva generación de españoles y españolas que no carguen con nuestros pecados, sean los que sean, para que puedan crear puentes y avanzar. Y dejad a las víctimas, a todas, cerrar las heridas, con escucha y acompañamiento, lejos del oportunismo político que sólo buscar réditos que nada tienen que ver con el dolor de las familias.

En esta  Mi querida España, esta España mía, esta España nuestra , como cantaba Cecilia, sobran ya las sombras del pasado, sin que eso signifique el olvido. Todas esas muertes tienen que servir para que una generación que sueña con llegar a Marte, descubrir el origen del universo, encontrar una vacuna contra el cáncer o desentrañar el lado más recóndito del cerebro, pueda avanzar sin lastres adosados que no les pertenecen. Por ellos tanto dolor. Dejádlos libres ya.

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