Diario de León

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Esta noche arranca oficialmente una campaña de la que parece que no terminamos de bajarnos nunca. Una especie de secuencia de ‘guerra de las galaxias’ para la que incluso ya nos anuncian el siguiente episodio. Las próximas elecciones europeas tendrán lugar del 6 al 9 de junio de 2024. Eso, en el supuesto de que no toque segunda vuelta en estas generales —como ya ocurrió en 2019 y en 2015-2016— al no alcanzarse una mayoría de votos que dé estabilidad.

Hace un puñado de semanas, en las elecciones municipales, no fueron pocas las cosas que se decidieron casi voto a voto. Casi ningún ayuntamiento grande alcanzó mayorías claras en la provincia. Los requiebros en León —aún pendientes de las últimas curvas—, Ponferrada, San Andrés del Rabanedo o Villaquilambre pusieron en claro que, aunque parezca que las cosas están decididas, en realidad no lo están tanto. Con la Diputación aún pendiente, sí se hizo patente que la recuperación de las dos grandes formaciones frenó el acceso de los pequeños, especialmente de los herederos de Podemos, que se quedaron sin sillones en las dos ciudades principales.

En 15 días toca volver a las urnas. En la provincia hay en juego cuatro escaños en el Congreso y otros cuatro en el Senado. Hay algo decidido y también muchas incógnitas. Tienen seguro, pero seguro el sillón reservado los números 1 de PP y PSOE en ambos casos. A partir de ahí son razonables todas las cábalas. La lista más votada es presumible que acumule dos diputados. Escuchando las tendencias nacionales se podría pensar que los de Núñez Feijóo lo tienen hecho. Pero hace poco más de un mes la victoria en León fue para los de Pedro Sánchez, y si se repite el guion retendrían el segundo escaño logrado en 2019. Y sobre el cuarto también existen múltiples escenarios factibles. Hace cuatro años fue para Vox. Pero lo tiene complicado con su tortuoso devenir. UPL parece que toma ventaja como tercera fuerza, aunque con el resultado del 28-M no llegaría al reparto. Cierto es que no se presentaba en todos los municipios, pero también es innegable que eran los pequeños, los que menos deciden. Y tampoco parece claro que su andadura titubeante desde entonces les haga acreedores de muchas confianzas.

Como tantas veces, el voto útil puede disparar a los dos grandes. La extrema izquierda no tiene nada que hacer, y la extrema derecha está lejos de rozar el escaño. Con ese panorama cabe tanto el 2-2 como el 2-1-1... ¡Hagan juego!...

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