Diario de León

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Preguntaba Alberto Núñez Feijóo si hay socialistas que no dependan de la nómina del partido, errando un tiro que él mismo sabe que no va en la dirección adecuada. Porque el problema que vive el PSOE no es un asunto de dinero sino de miedo, miedo a que piensen que hay algún resquicio de pensamiento crítico, miedo a ser esquinado, a ser silenciado, a ser condenado al ostracismo social. El miedo a la indigencia económica no vale aquí porque el temor de verdad es al frío, a ser expulsado del lugar donde pastar en manada.

El PSOE tendrá sus cuatro años de legislatura y hará cosas buenas, como muchas de las que ha conseguido hasta ahora, pero no volverá a gobernar. Es el problema sempiterno de España, que siempre se deja vencer por la cobardía, hasta que la cobardía es tan oprobiosa que da pie a la audacia más irreflexiva. Dice Pedro Sánchez que está a favor de la amnistía por el bien de España, y se envuelve en la bandera demostrando, de nuevo, que el patriotismo es refugio para canallas. Ahí tienen a Netanyahu, masacrando a miles de niños en nombre de Israel, ahí a Irán, sepultando mujeres en nombre de la Umma de los creyentes, y en el mismo extremo a Donald Trump, engordando los resultados de sus empresas para hacer a América grande de nuevo.

Todo ellos tienen en común su inquina por el disidente, su determinación por hacer lo mejor para su pueblo, aunque para conseguirlo haya que recurrir a prácticas apartadas del sentido común, la ley o los derechos humanos. No hay debate en el PSOE. Eso acabará con el partido y por el camino arrastrará al país hacia la incertidumbre, un lugar en el que siempre reina el caos, la ausencia de perspectivas y de moral.

El PSOE está a punto de revertir la historia de los últimos ochenta años sin darse cuenta de que tener el poder no es lo mismo que utilizarlo, que cuando finalmente ponga su firma junto a la de cuantos retorcieron la ley a su antojo estará un poco más cerca de acabar con la probabilidad de regresar al poder. Pedro Sánchez debería amnistiar a su partido, no a Puigdemont.

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