Diario de León

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Otra cosa no, pero de estudios, en esta provincia, vamos sobrados. No porque lo diga el informe Pisa, que también, sino porque cualquier cosa que definitivamente no se vaya a ejecutar por estos lares viene precedida de una larga lista de informes, encargados con sustanciales partidas presupuestarias a muy sesudos analistas (que esos sí que ejecutan el cobro). Y si unas conclusiones no te convencen, como los principios de Groucho Marx, las cambiamos por otras encargando un nuevo estudio. O, lo que es peor, encargamos un nuevo estudio para confirmar las mismas expectativas, e intentar distraer mientras tanto al respetable argumentando que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. Y así hasta el infinito.

Por no ir muy allá, limitémonos a dos ejemplos de esta misma semana. Uno en informe de viabilidad del corredor Vía de la Plata, que avanza (o se enreda) a golpe de cita de protesta. Mañana hay movilización generalizada. Pues se adjudica un informe sobre la viabilidad del corredor entre Plasencia y Astorga por la módica cantidad de 821.000 euros. Para determinar si eso que se dice que se va a hacer sí o sí, en un plazo razonable o cuando ya no tenga objeto, tiene sentido. ¡Caramba!

Otro, el anuncio del secretario provincial del PSOE de que la Diputación iba a sorprender en sus presupuestos con un paso de gigante sobre la terminal de mercancías del aeropuerto. Desde luego la presentación ayer de la cosa dio el campanazo: 20.000 euros para hacer un estudio de viabilidad. Lo mismo que se adjudicó a finales de 2021 a otra empresa, entonces por algo más de 8.000 euros. ¿Tanto han cambiado las cosas en la aviación leonesa, al margen de no ser capaces de que funcione el ILS? Aquel informe concluyó que la terminal de carga necesitaba por un lado encontrar operadores dispuestos a gestionar y por otro una inversión mínima de 40 millones de euros en nuestro reluciente aeropuerto. Ese muy reciente estudio de viabilidad operativa, económica y técnica dejaba claro que las condiciones de la infraestructura local no convencían a las empresas.

Cada año, en los presupuestos del Gobierno y de la Junta, aparecen partidas miserables (pero gasto son al fin) para financiar la perspectiva de cada milímetro de la nada en la que naufragamos. Es la manera de que parezca que se hace lo que en realidad no avanza. Otra cosa no, pero estudiados, estamos a fondo.

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