De hormigón armado
En la concentraciones que UGT y CCOO han organizado en todo el país, se han colado de rondón, algunos elementos que hasta el mes de mayo arremetían contra los sindicatos tachándolos, poco menos, que de cavernícolas. No dudaron entonces en chapodar al estado de bienestar y al estatuto de los trabajadores dejándolo preparado para que el actual gobierno le acabe de podar hasta la yema latente. Está claro que el culto al cemento ha endurecido las caras hasta lo inimaginable, de lo contrario, los liquidadores del germen de la calle Tetuán no se atreverían a acercarse a la población civil y mucho menos a los sindicatos dado que, salvo honrosas y contadísimas excepciones, su única preocupación ha sido la de repartirse los cargos orgánicos, en los institucionales están en la oposición y en clara minoría. La quinta columna ha entrado con pieles de cordero y de cordera en las casas del pueblo y abusando de la buena voluntad de las gentes, sin tener ni idea de lo que es la vida, sin pisar la tierra, han pasado de esto tan difuso que se llama juventudes a: senadores, parlamentarios, secretarios generales, a ocupar todos los cargos orgánicos. Mientras la nave navegaba empopada por una suave brisa, a orejas de burro, esta leva de grumetes ha ido tomando el sol en cubierta sin más preocupaciones que la de organizar eventos y hacerse fotos, palmaditas en la espalda, poses para el Vogue y algunas cositas más. Pero la empopada no dura siempre y de pronto una racha de fuerza 8 sopla por la amura y entonces la jodimos, la leva de grumetes que en la vida ha pisado otra cosa que alfombras y todas sus batallas se han reducido a la conspiración de la mantecada, la de la paella… que además, no tenían más objeto que la de conservar la mamandurria a cualquier precio, entonces, con fuerza 8, no saben que hacer y la nave, en manos de grumetes que, para nuestra desgracia, se creen expertos navegantes, se queda al garete. En mayo, la ciudadanía le dice a los grumetes que desembarquen, que dejen el timón, pero en vez de hacer caso a las urnas y relevar a la dotación por expertos navegantes entran a saco en el naufragio y el 20 de noviembre abandonan el barco dejándole la chapoda hecha, regalándole todo el poder al Partido Popular. A pesar de que el cadáver todavía está caliente y muchos ciudadanos todavía intercambiamos los más dolidos pésames, a pesar de ello, los grumetes siguen repartiéndose el botín y tratan de lavarse la cara con engañifas que hablan de renovaciones volviéndose a repartir, una vez más, los cargos orgánicos entre los mismos de siempre pero de manera más sofisticada, han cambiado la endogamia por la clonación, con las ventajas que ello supone. Se imaginan ustedes que todos los clones nazcan con la cara de hormigón armado puesta. Volviendo al principio, les tengo que decir que algunos compañeros me preguntaban: ¿pero que hacen aquí?, ¿pero como tienen tanto morro? Y otros me decían: ¡no te acerques sin ponerte el impermeable no vaya a ser que te salpiquen!, por respeto a los lectores no voy a transcribir algunos comentarios que me han sonado demasiado fuertes. Como estoy seguro que mi antiguo compañero José Luís García Herrero me dará su permiso, le voy a copiar una frase que he leído esta misma tarde en uno de sus artículos. “Que el dios que esté de guardia nos ampare…”