Diario de León

TRIBUNA

¡Adiós, 1.100 aniversario!

Publicado por
Máximo Soto Calvo, miembro de la Asociación Pro Identidad Leonesa
León

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T e vas para no volver! Y encauzado en el vivir de la nostalgia todo sigue, y me pregunto: ¿qué nos has dejado además de la ilusión maltrecha?

Mi percepción es que bajo el ladino manejo político autonómico se nos ha hecho conmemorar, desde la más triste vertiente de este término, lo que debió ser una celebración popular alborozada, y en consecuencia no puedo menos que mostrar mi tremendo desconsuelo.

Esperaba más, mucho más, lo esperaba todo, pues pensé que algo habríamos aprendido en el año 1988, cuando nos castellanizaron el VIII centenario de las Cortes de don Alfonso IX; pero finalizando el año 2010, al hacer un teórico balance en busca de la leonesidad colectiva nutrida por la efeméride, tan sólo he podido hallar dislocados aditamentos con los que han tratando de vestir a su antojo un programa elaborado en la distancia autonómica, lamentablemente con dinero ¡también nuestro!

Sin embargo, me gustaría que se tomaran mis palabras como algo más que un lamento desprendido del sentimiento de un leonés al que le duele ver cómo nuestro pueblo va perdiendo, inducido por el ente autonómico, la propia identificación. Nuestros grandes valores culturales, sociales e históricos, embozados por otros, que, cuando más, deberían circular en paralelo, hoy bajo el velo de lo castellanoleonés, nos escamotean, nos tergiversan o, peor aún, ¡nos anulan! todo lo que suene a leonés.

La presidenta de la Diputación ha perdido la oportunidad de que la primera institución provincial brillara con luz propia en la efeméride que celebramos, rescatando del cajón de los olvidos la Fundación Alfonso IX, o Cortés de León, para la liberación de los valores leoneses frente al poder del ente autonómico.

Pero sí supo traer invitado para el día de la Constitución a aquél que, con la sinrazón de sus razones, nos puso las cadenas que nos afeitan a la cola del ente castellano; aludo naturalmente a Rodolfo Martín Villa, quien, pocos días atrás, en la Casa de León en Madrid soltó aquello de: «Personalmente no creo en la existencia del Reino de León». Con leoneses así no hacen falta castellanos que nos devalúen.

Los Reyes de España, llevados como a hurtadillas a San Isidoro y después al Palacio del Conde Luna, que debieron ser encuentros populares, se quedaron en actos protocolarios pactados por el ente con la Casa Real. ¡Cuanta menos trascendencia mediática surgiera mejor! Y allí perdimos los leoneses la oportunidad de dar a conocer «al mundo», que entre nuestras tradiciones estuvo siempre la proclamación Real, y nada mejor para la ocasión que, en una ceremonia similar, el Rey tremolara ante el pueblo leones el Pendón Real, ése que tan celosamente custodia nuestro Corregimiento.

Nosotros los leoneses somos dueños de nuestro «hambre, sudor y el hacha», en tanto los autonomistas del ente se han hecho dueños de nuestro dinero y nos administran a su antojo. Lo estamos comprobando este año, el del 1.100 aniversario del Reino de León, cuando la Junta autonómica, con la anuencia de todos ustedes, «nuestros políticos», anticipándose o cortándoles las alas, a través de la Fundación Siglo nos ha organizado una descafeinada celebración.

Nuestro Reino de León, cuyo natalicio pretendíamos celebrar y comprender desde el más sencillo de los estamentos populares, hasta el más erudito que lo diera a conocer como leonés y nada más que leonés, lo hemos permitido desdibujar, soltar a retazos. Lo que debió ser el repaso a un reino, desde el nacimiento al ocaso, pero vivido por el pueblo y pregonado, pasaron a ser sólo unos toques aquí y allá, con la mostaza castellana como aditamento, cual ocurrió con lo de El Reino de León en el marco de la corona de Castilla. La presión del ente se está haciendo cada vez más absorbente e insufrible.

Los medios leoneses tampoco se han esforzado demasiado, han seguido la noticia y comentado, pero esto es de oficio, ¿dónde ha quedado la producción propia? Este medio, Diario de León, sacó a la luz el domingo 25.9.1988 para el centenario de las Cortes de León de 1188, un ejemplar con sobreportadas en papel cuché. En su interior, de papel normal, el diseño de un cuadro alusivo realizado por Vela Zanetti llenaba la portada, todo un lujo, y en sus cuarenta páginas un interesante contenido, ¡aún lo conservo!

Debo dejar seleccionado del editorial de Francisco Martínez Carrión, algo referente al centenario de las Cortes, que es traducible al hoy del natalicio de un reino: «...apenas está teniendo repercusión popular...el propio carácter retraído de los leoneses... la confusión entre los términos León, y Castilla y León...marcan este aparente desinterés...»; tomado así, sin propósito de extrapolación, tan solo para aligerar texto.

Nos queda la Fundación León Real, un ambicioso proyecto municipal de iniciación, con vocación de perdurar. Y un excelente documental: León, cuna de parlamentarismo de Juan Pedro Aparicio, como final. Su personal empeño. Magnífica la película poniendo con justicia en valor las Cortes de 1188, la Carta Magna allí otorgada, y otras joyas leonesas. Me agrada poder felicitar a nuestro escritor leonés por el tratamiento dado al tema, lo que dice, y cómo lo dice. Sin duda un narrador de lujo. Pero me temo no poder repetirlo a la hora de encarar lo «global conmemorado».

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