Demasiadas calorías

Hay días en los que el tema para la columna tienes que salir a buscarlo con la escopeta de perdigones. Te sientas delante de la pantalla y permaneces agazapado hasta que se pone a tiro. Otras, en cambio, es el tema el que te dispara a ti. Ayer los periodistas fuimos alcanzados por un perdigonazo informativo. Como muchos, no salgo de mi asombro por la detención policial del presidente de la Diputación. Me crucé la otra tarde con él y si no me saluda primero no le reconozco. Marcos Martínez estaba haciendo footing en las inmediaciones de la pasarela donde fue asesinada Isabel Carrasco. Corría con estilo y buen chándal. Pensé: «Tiene que cuidar la imagen». Ahora para lograrlo va a tener que quemar mucho más que unas calorías sobrantes. Pero estamos ante un caso en que debe imperar la prudencia a la hora de sacar conclusiones, algo más fácil en los medios de comunicación que en las redes sociales, donde el verbo contrastar se declina con otros tiempos. Apenas habremos conversado tres veces, pero barrunto que ha de ser alguien con un temple muy especial para haber trabajado con Carrasco, quien no era fácil. La impresión que tengo de él es la de un político discreto, forjado a la sombra de su valedora. No me da la sensación de que provoque rechazo. Ojalá sea inocente y todo quede en pesadilla. Lo lamento por los políticos honrados que de nuevo recibirán un injusto bofetón de descrédito colectivo.

Antes de que saltase la liebre tenía pensando escribirles acerca de las curiosas declaraciones de la nueva portavoz de UPyD en el Parlamento Europeo, dado que las hizo en León. «Sosa Wagner se quiere mucho», afirmó Marta Pagazaur- tundua. A mí me parece muy bien que la gente se quiera a sí misma, siempre que no sea por el interés. Además, para querer a los demás tienes antes que quererte tú. El roce hace el cariño, que decía mi madre. Ahora bien, no confundamos el sano quererse a uno mismo con la melopea del yo. También dijo «arrieros somos», que suena a nunca debiste cruzar el Bernesga. En fin, viva la docencia, don Francisco.

Escribo con tristeza, por la imagen de nuestra provincia. Me consuela el que gracias a la democracia puedo escribir de ello. León tiene que quemar calorías, pero no así.