Diario de León
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La ‘matanza’ en plan guerra preventiva perpetrada por Pedro Sánchez en el PSM al más puro estilo Irak ya tiene respuesta leonesa. Los de Tomás Gómez y los que siempre andan salpimentando todas las salsas han dado un paso al frente o más bien han empujado al/a la de al lado parapetándose por lo que pueda venir en el futuro.

El argumento de la hipotética y a día de hoy remota posibilidad de que llegue a producirse una imputación si el tranvía de Parla descarrilla roza el esperpento en un partido donde no hace tanto se escuchó de Despeñaperros para abajo que lo de las facturas/eres/mercasevillas/cursos y no sé cuantas cosas más era una cuestión de ‘cuatro políticos’ y a estas alturas ya son 260 y tantos los que han pasado por los juzgados.

Y el otro argumento, el de la debilidad de la candidatura de Gómez ante la contienda electoral pone en entredicho a todos los que superaron aquel afamado proceso de primarias en el que la mayoría consiguió el puesto por incomparecencia de los rivales ante el límite que fijan los avales. A la vista de las encuestas que se van conociendo a más de uno le tiene que asustar cada reunión de Ferraz por si llega el dedo que todo lo puede y que sólo encuentra parangón en el que están empleando Rajoy y sus colaboradores para elaborar las listas populares.

Quizás una de las conclusiones más razonables que se puede extraer de todo esto es que el próximo 24 de mayo el voto va a huir de todo lo que huela mal. La irrupción de Podemos o el crecimiento de Ciudadanos hacen evidente el rechazo que genera cualquier tipo de duda sobre la honradez, sobre la trampa o el atajo fácil. Incluso en los partidos tradicionales —junto al ejemplo de Tomás Gómez están los problemas en Valencia de los populares o el caso León de la Riva en Valladolid— el cordón sanitario se hace más imprescindible que nunca porque los sondeos envían directamente a casa a los sospechosos sin ningún tipo de contemplación.

La temida abstención derivada del desencanto puede haber llegado incluso a Podemos, si se tienen en cuenta los pobres resultados de participación que registra en sus elecciones internas, aunque se vote desde casa. Y quizás en las encuestas que empiezan a vislumbrar el inicio del declive tiene que ver la sensación de que no todo es tan limpio como parecía. La sociedad ha cambiado y la tolerancia cero se detecta cada vez más entre el electorado.

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