Diario de León
León

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Dani Mateo sopesa marcharse a Bélgica si no se le deja hacer el humorismo irreverente que quiere y que sus guionistas le escriben. Buen chocolate el belga, sin duda, pero no sé si allí le cogerán los mocochistes. Son muy liberales hasta que te suenas con lo suyo. En fin, si decide marcharse no todos se encadenarán al avión. ¿Llamarlo mocochistes es irreverente? Puede. Se me habían ocurrido otras expresiones que lo eran aún más y las he descartado, no por malas sino por malévolas. Mi papelera no me dejará mentir, que diría Teresa Panza. Ahora bien, jamás expresaría mi repulsa a la irreverencia de Mateo hacia la bandera española amenazándole en las redes o abucheándole en público, me basta con cambiar de canal cuando aparezca, al menos durante una temporadita. Si sus disculpas me hubiesen sonado sinceras la temporadita sería más corta. Aun así, cuidado con el fanatismo de ciertos indignados. Es más, creo que puede sonarse la nariz con cualquier objeto, incluidos los punzantes. Poder, puede… pero ¿debe? Conste que en lo humorístico me gusta lo obsceno, pero le exijo genialidad. En 1933, en la película Lady Lulu, Mae West le preguntaba a Gary Grant: «Eso que llevas en el bolsillo es una pistola o es que te alegras de verme?». Una grosería, sí, pero qué maravillosa ocurrencia. ¿Hay algo más irreverente que aquello de Groucho: «Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros». Pura dinamita verbal, pero de la buena. Viva la irreverencia que no es antihumor.

Alejandro Fernández es uno de los políticos más dotados para la ironía humorística. El nuevo presidente del PP de Cataluña tiene en su whatSapp como frase estado: «Elvis era de derechas». La suya es sorna limpia y culta, con la que zarandea la falsa solemnidad separatista. Le han rajado las ruedas del coche y le han pintado cruces gamadas sobre la chapa. El fanatismo, de derechas o de izquierdas, es siempre antihumor. Pese al ataque sufrido, Fernández seguirá con su retranca de no odio, porque la buena gracia no puede ser doblegada.

A Mateo le diré que a Puigdemont le queda una cama libre en Waterloo. Eso sí, si estornuda debe mirar antes con qué se suena. El expresident algunos mocochistes no los coge a la primera.

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