Diario de León

HOMO VIDENS

De Instagram al Congreso

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León

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El domingo sucumbí y pude liberarme, por fin, del latigazo electoral reencarnado pretenciosamente en Instagram. Lo que me faltaba. Poco cereal nos han dado de comer en la tele que ahora viene en cápsulas en el móvil. Si bien es cierto que no me agrada, no es algo que escape de mi entendimiento: como cualquier empresa que quiera llevar a cabo una campaña exitosa de marketing utilizaría las redes sociales, la juventud, en un despliegue apabullante de originalidad e ingenio, ha apelado a la movilización política mediante una app de fotos y vídeos. Memes hitlerianos vinculados a Vox, instantáneas que hay que visionarlas con mucho estómago del demacrado pueblo venezolano, mensajes subliminales –y no tanto– dirigidos al público femenino, o todo tipo de caricaturas del bipartidismo… pero siempre bajo un denominador común: «Vota, por favor».

Despojado ya de mi lastre, decidí compartir con los seguidores lo cargante que me habían parecido sus mil stories por segundo con las que pretendían que el vecino saliera a votar. El ejercicio del voto es una cuestión de educación, les decía. Quien no pretendía votar, por mucho que le abrasaran durante semanas con propaganda instagramera, seguro que no fue a votar. Como bien tuiteó Évole: «El día que la extrema derecha movilizó a la izquierda». El miedo que genera Vox fue lo que disparó la participación por encima del 75% y no tu puñetera chapa en redes sociales.

Sin embargo una influencer rebatió mi reflexión. Ella sabe bien del potencial de Instagram y su argumento es sólido. «Las redes ejercen muchísima influencia y son perfectas para manipular»; «hay que adaptarse a las nuevas realidades y a las nuevas formas de comunicar» o «si la ge?nte joven que pasa de todo ve a su actor favorito diciendo que votar es guay a lo mejor se anima». Concluyó con: «A veces tienes que empujar a la gente a hacer cosas que no harían solos. Y la verdad, a mí no me parece mal».

Tampoco me parece mal a mí. Pero sí colosalmente triste. La movilización del voto debería basarse en el conocimiento, en informarse uno y a partir de ahí forjar un criterio con el cual decidir; no en que DiCaprio te diga que vayas a votar. Entiendo el funcionamiento de esta jungla digital de bolsillo, pero la política es otra cosa. Y la curiosidad, la duda, es lo que mueve el mundo y es algo inherente al ser humano. Si tiene que ser Instagram quien venga a darnos el empujón —como si Google no fuera suficiente, como si toda la información de los medios (blogs, digitales, papel, radio, etc.) no sirviera para nada— apaga y vámonos. ¿No es contraproducente a la larga? ¿No es mejor una sociedad con ciudadanos capaces de reflexionar e introspeccionar por sí mismos, NO-dependientes de una app de fotos y vídeos? Porque si no es así… de Fabrik al cielo y de Instagram… al Congreso.

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