Diario de León

La lectura, pasaporte al éxito escolar

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

La reciente publicación del informe PIRLS y el acusado descenso de 7 puntos en lectura en los escolares sugirieron las líneas que siguen.

Según algunos autores el verbo leer se refiere a un proceso de descifrar y comprender lo escrito, sea mediante la vista, la escucha o el tacto. Es decir, leer comprende tanto el conocimiento de lo escrito como su comprensión. Es más, podemos decir que el acto de leer engloba tres procesos: exactitud, velocidad y comprensión. El primero se refiere al conocimiento de los signos y a su descifrado, mientras que el segunde alude al ritmo de ese descifrado, y el tercero a la asimilación mental de lo leído. Son procesos básicos que a cualquier estudiante se le suponen automatizados a partir de cierta edad, que se cifra, precisamente en los 10 años o menos. Pero leer no es solo la capacidad de decodificar un texto escrito: supone una interacción entre lo escrito y los conocimientos y experiencias previas que posee la persona que lee: Así cualquiera ante un texto complejo de logaritmos neperianos podrá fácilmente descifrar las letras del mismo, pero su comprensión será nula si no tiene un conocimiento anterior de los dichos logaritmos. Por ello, algunos autores señalan que en la lectura la mitad la pone el texto y la otra mitad el lector, con su conocimiento previo sobre el tema sobre lo que lee. Un lector competente tiene que ser capaz de reconocer, por un lado, la exactitud de los grafos que lee, y por otro, lo que los mismos aportan a un conocimiento que ya posee. Por otra parte, en la lectura también interviene el objetivo del lector: la lectura de un sesudo texto filosófico necesitará reposo, pausas y retrocesos en el mismo para incorporar los nuevos contenidos e ideas a lo que ya se posee; pero la lectura de una guía telefónica supone una lectura transversal que solo se detiene ante un dato concreto y lo hace a gran velocidad. La lectura de estudio supone ambos aspectos: velocidad y comprensión lectora. Muchos de los fracasos escolares se deben a un lento y trabajoso proceso de descifrado del texto, bien por la carencia de los conocimientos previos que el mismo exige, bien por problemas mecánicos de descifrado que hacen tediosa la tarea de estudio al exigir demasiado esfuerzo desanimando al estudioso lector.

Para ilustrar el tema de la velocidad y su importancia en el éxito escolar, baste señalar la velocidad lectora de algunos de los grandes genios: Kennedy leía a 1.200 palabras por minuto y dos páginas a la vez; Anne Jones, campeona de velocidad lectora, lo hacía con 4.200 palabras por minuto; Roossevelt para incrementar su lectura comenzó leyendo dos líneas cada vez y luego comenzó a leer en zigzag, completando párrafos breves gracias a un solo movimiento de los ojos. Muchos otros grandes personajes hicieron de su velocidad lectora un instrumento de su gran capacidad de trabajo y actividad. En nuestra Universidad en pruebas en adultos universitarios, muy raros llegaban a las 500 palabras por minuto, teniendo la mayoría velocidades entre las 350 y las 400 palabras/minuto, siendo ya titulados estando cursando un Máster. Un poco menos encontramos en alumnos de Secundaria y Bachillerato. Pero lo que es incontestable es la correlación directa entre la velocidad lectora y el éxito escolar del lector. Aún más alta era la correlación entre la comprensión lectora y las calificaciones escolares. Baste señalar en estas líneas a la lectura como pasaporte directo al éxito escolar de niños y adultos.

Esta semana nos ha sorprendido, y no gratamente, la noticia de que los resultados de la prueba PIRLS (Estudio Internacional para el Progreso de la Comprensión Lectora) que analiza la misma en alumnos de 4º curso de Primaria (10 años) con los peores resultados en lectura bajando 7 puntos en las pruebas estandarizadas de los mismos quedando en 521 puntos. Según esta prueba, la cantidad de alumnos españoles con  bajo y muy bajo rendimiento  llegan a ser el 25% del total, dos puntos más que la media de la Unión Europea (23%) y tres más que la OCDE (22%). Se ha achacado a la pandemia de covid, pero la medida es más amplia ya que el descenso va desde 2016 a la actualidad. Nuevamente son los asiáticos (Singapur y Honk Kong) con 587 y 573 los mejores lectores y en Europa Irlanda del Norte con 577. Los parámetros técnicos de la medida le confieren alta fiabilidad y validez a los datos aportados, lo que nos hace sentirnos un poco avergonzados de nuestros resultados y nos incita a ponernos las pilas para evitar que el desastre sea aún mayor.

El progresivo deterioro de la Educación española no ha merecido medidas de los diferentes ministerios de Educación que se han dedicado a una “orgía legislativa” trufada de ideología, sometiendo a los escolares y al profesorado a un mareante vaivén normativo que concede más importancia a la burocracia escolar que al aprendizaje del alumnado y que nos ha llevado a estos desastrosos datos. Más preocupante, si cabe, es que la brecha entre los más desfavorecidos respecto al resto del alumnado que se va ensanchando, ya que la vinculación de buenos hábitos lectores a la clase social y económica es una constante en todos los estudios.

Ante la próxima finalización del curso escolar solo cabe la recomendación a padres y profesorado de la necesidad de aprovechar las vacaciones para incrementar, favorecer y promocionar la lectura en las tres dimensiones citadas (exactitud, velocidad y comprensión) en los niños y adolescentes a su cargo. Debe conseguirse que la lectura sea un placer con obras adecuadas a la edad de cada uno, convirtiendo en un hábito cotidiano agradable una hora al menos de lectura que luego dé lugar a una conversación compartiendo el contenido de la misma en la mesa o en la tertulia familiar. No puedo menos que recordar mis felices tardes infantiles con Roberto Alcázar y Pedrín, El Capitán Trueno, El Cachorro, El Quijote de Miñón, etc. que me hicieron amar la lectura para siempre y contribuyeron decisivamente a mi trayectoria estudiantil y a los que aún hoy guardo respeto y admiración.

tracking