Diario de León
Publicado por
CAMINO GALLEGO
León

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EN LOS AÑOS sesenta la nueva ola era lo último, la moda. Y ahora cuarenta años después vuelve a ser el centro de atención. Claro que no se trata como entonces de la ropa, los peinados o los bailes de los jóvenes, que estaban por supuesto marcados por la novedosa onda de la actualidad, sino por ese frío polar que nos amenaza y que no termina de llegar, como el lobo del cuento. Después de que el día de Navidad nos pillara desprevenidos la primera ola y cada responsable mirara para otro lado, a ver si ni en Navidad puede uno descansar, y así pasó lo que pasó, ahora que no hay vacaciones por medio más parece que se trata de un simulacro para comprobar que todo puede funcionar a la perfección, o casi. Porque la verdad es que la ola esa, según las previsiones, iba a afectar al este de la Península. Pero por si acaso todos han querido prevenir y así se han montado dispositivos especiales, con sal y fundentes en cantidades industriales, que como se esparzan acabarán con la capa asfáltica de calles y carreteras (eso fue lo único bueno la otra vez, que como apenas se echó sal antes de que cuajara la nieve, las calzadas apenas se estropearon ). Pero ahora parece que hay que actuar, aunque no haga falta, para demostrar a todos que estamos preparados y que ¡olas a mí! Si no ¿a qué viene que en la noche del pasado domingo dos camiones fueran esparciendo sal en grandes cantidades desde Medina de Rioseco a Valladolid uno y a Palencia otro, circulando a 120 por hora, como si los persiguieran, con lo cual la sal rebotaba y se caía a los arcenes? ¿Se llama a eso previsión o petulancia?

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