Va de festividades

LOS TELEDIARIOS del almuerzo dieron cuenta ayer de tres festividades: el Día de la Comunidad de Aragón, el de Castilla y León, y la fiesta del Libro y de la Rosa en Barcelona. En la capitalidad de Aragón, Zaragoza, el grupo Els Comediants escenificó un programa de vanguardia, memoria y futuro. Alegorías al Quijote, al agua y sus burbujas o a la Expo del 2008. Llovían pétalos de rosas rojas desde las balconadas de la Plaza del Pilar y de su arteria urbana, la calle Independencia. Acto seguido, conectaron con la campa de Villalar. Un viento casi alevoso levantaba los toldos de las carpas y una muchachada romera almorzaba tortilla, morcilla y chorizo. Los manteos floreados, castañuelas, dulzainas y tamboriles, como la visita del presidente Herrera, sería más tarde. Por último, en Las Ramblas de Barcelona, abarrotadas como una colmena, todos llevaban un libro en una mano y en la otra una rosa roja, azul o blanca. Pero voy a mirar sólo al interior, a Villalar. Cada año que pasa, la fiesta de nuestra Comunidad Autónoma, 23 de abril, es más incomprensible para mi. Aunque recientemente se haya incorporado a la misma el PP, la fiesta de Villalar ha sido casi exclusivamente una fiesta vallisoletana, sin incidencia en otras provincias, especialmente en León. Nunca como en esta edición se han puesto de manifiesto las diferencias existentes. Por un lado, entre Valladolid y León, y por otro, entre el mundillo oficial de la Junta, las Cortes y el aparato propagandístico, y la sociedad real. Por ejemplo: en León preocupa la despoblación, el escaso desarrollo económico y cómo seguir siendo Objetivo 1 dentro de la UE. Es como un choque demoledor entre el mundillo oficial y la sociedad real. Las autoalabanzas y botafumeiros frente a la preocupación y búsqueda de alternativas. Me cuentan que la reciente puesta en marcha de la Fundación Villalar y la campaña para dotar de señas de identidad a esta comunidad autónoma, que tiene 22 años de existencia, más los de preautonomía, 18 de los cuales ha estado gobernada por el PP; me cuentan, digo, que la campaña se debe a la alarma suscitada en la Junta por recientes encuentas, en las que los leoneses manifestaron un grado importante de desidentificación. Y en especial los jóvenes, abrumadoramente contrarios a esta configuración. No es de extrañar que ocurra eso después de haber visto las celebraciones de los días 22 y 23, en Valladolid y en Villalar. Y siguiendo con los temas de preocupación: Hemos leído en el periódico de ayer que la presidenta de la CHD, Helena Caballero, declaró que el agua de Riaño será «usada por igual en Palencia y en León». Parece que no sabe en qué lío se mete esta presidenta. Y también desconocer que el agua puede acabar siendo un líquido inflamable. En todo caso, seguimos esperándola en León para que nos haga las cuentas y nos explique cómo se va a regar en la zona del canal bajo de Los Payuelos o en Valderas. Y para que nos explique, también, cómo ha llegado ya el agua de Riaño a Villalón de Campos, provincia de Valladolid, pueblo del consejero de Agricultura, José Valín. Para hoy está progamada en León otra fiesta secular: la de Las Cabezadas. Seguiremos, erre que erre, discutiendo. Desde el respeto, por supuesto.