Mazazo a los culebrones

SIENTO ASCO, no admiración. Amo esta profesión hasta las últimas consecuencias. Pero compruebo con estupor que los cinco sentidos del profesional: estar, ver, oir, compartir y pensar, defendidas por el mejor periodista del siglo XX, el polaco Kapuscinski, Premio Príncipe de Asturias, y el Nóbel García Márquez, que viene a ser lo mismo que las cuatro «ces» del manual universal: conocer, comprender, contrastar y contar, o la trilogía magnífica de informar, formar y conformar, son pisoteadas a diario. Me rompe los tímpanos en las amanecidas el griterío de seda episcopal a través de sus ondas. Y pretende enanificar mi inteligencia la arremetida y acoso de un periódico que busca obsesivamente maletines, conexiones, y hedor de alcantarilla en el Estado. Un medio que prefiere beber en las aguas fecales del submundo social, antes que otorgar la mínima credibilidad a la oficialidad que combate. Se ha desgañitado vociferando sombras en el proceso investigador de los atentados de los trenes de cercanías ocurridos en Madrid el tristemente recordado 11 de marzo. Ha otorgado alardes tipográficos a bandarras y bujarrones. Eso sí, previo pago. Pero resulta que todo su estaribel se ha caído cuando se publicita la filtración de una conversación carcelaria. Esa trama asturiana sobre el 11-M ya no es como la bruma denunciada por Torcuato Fernández Miranda que impedía ver el cielo de España. La cerraba en el alto de la Cordillera del Cantábrico doña Carmen Polo de Franco. Todo esto se veía venir. Ya lo pronostiqué a raiz del acoso al juez instructor Del Olmo, al que, por cierto, el Consejo General del Poder Judicial le estampó un lunar gris -o sea, falta leve- por la excarcelación de un implicado en el proceso. El juez Del Olmo ha hecho un trabajo excepcional, propio de un titánic, pese a su glaucoma visual. No ha doblado la cerviz ante los culebrones dedicados a desprestigiar a las instituciones del Estado: policía, Guardia Civil, Fiscalía y Audiencia Nacional. Los valedores de los culebrones han quedado con el culo al aire. No era nada original. Tampoco un plagio. Se trataba de declaraciones compradas y pagadas. Conviene saber a cuánto. Lo que está claro es que a la banda de extrema derecha que compra y paga calumnias y falsedades y que tiene prisionero a Mariano Rajoy, al que insultan y coaccionan cuando no les hace caso; lo que está claro, digo, es que esa gente no puede seguir siendo la que marque la agenda política española. Tenemos derecho a unos medios de comunicación serios, creíbles, respetuosos y al servicio de los intrereses generales, no en manos de manipuladores y al servicio de intereses particulares. La historia viene de lejos. Al fin y al cabo, es el único periódico -cuyo nombre no cito, pero todo el mundo visiona- que ha entrevistado a la cúpula etarra, otorgándole honores de primera página. Ha dado credibilidad al prófugo Luis Roldán y al traidor Perote. Esto del 11-M no me sorpende lo más mínimo. Sólo hace que repetirse. Pretrender dar credibilidad a un terrorista perturbado mental que a todas las instituciones del Estado es el colmo.