Diario de León

DESDE LA CORTE

Rajoy, Zapatero y la «revuelta»

Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

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LO QUE más dolió ayer a Mariano Rajoy no ha sido que Zapatero le llamara «hipócrita» desde Marruecos. Lo que más le dolió fue el titular de portada de El Periódico de Cataluña que situaba al líder del PP «al frente de la revuelta». Es como si le llamaran agitador o le acusaran de fomentar un clima de subversión. Y Mariano Rajoy, obviamente, no es así ni se comporta así. Mariano Rajoy es un político que entiende que el gobierno ha cometido un inmenso error, y lo denuncia. Y entiende, desde el punto de vista de hombre de partido, que existe un profundo malestar social y trata de capitalizarlo en su beneficio. Cuestiones distintas son si se equivoca en el diagnóstico y si corre riesgos con la manifestación y las concentraciones convocadas. No se puede descartar: a la sociedad le asustan tanto determinadas políticas del gobierno como los excesos en las respuestas de la oposición. Como el Partido Popular tiene ya alguna experiencia en este sentido, es de esperar que ahora actúe de acuerdo con las lecciones que ha recibido en otras crisis de imagen del gobierno Zapatero. Es decir: que no se deje contaminar por los elementos de extrema derecha que quieren crecer a base de presencia en sus actos públicos; que no permita que se pronuncien discursos que no sólo critican al gobierno, sino que someten a discusión al sistema; que no se atribuya en exclusiva la capacidad de convocar a la gente «decente», como si fueran indecentes quienes no responden a su llamada, porque eso es ofender a quienes no simpatizan con él; que no hable de votos al mismo tiempo que invoca la dignidad, porque puede haber ciudadanos que entiendan que todo esto es una maniobra electoral; y que modere a los miembros de la dirección del PP cuando incitan a la sociedad a la «rebelión civil». Si ellos mismos o sus organizaciones afines utilizan la palabra rebelión, que no se extrañen después de que alguien les acuse de fomentar la revuelta. E stos elementales consejos debieran serles muy útiles, porque hace poco tiempo, cuando Zapatero aparecía hundido por atentado de Barajas, le escuché a unos de los ministros más importantes de Aznar: «Nunca lo hemos tenido mejor; pero ya verás cómo al final lo estropeamos». La profecía se ha cumplido. Todas las quiebras de Zapatero le supusieron al presidente del gobierno una pérdida de votos y de confianza popular; pero ningún incremento de la valoración personal de Rajoy ni de los votos del PP. Eso quiere decir algo. Quiere decir que la decena de manifestaciones del último año han servido para aglutinar a los convencidos, dar moral a la derecha sociológica y llenar de fervor a la militancia. ¿Votos ajenos? Pocos. A tres días del sábado, es toda una lección.

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