Libre albedrío

EL LIBRE albedrío es una cualidad maravillosa. Es lo que diferencia al hombre del animal, para empezar. Usted no diría que un tiburón es malo sólo porque se acaba de zampar vivo a un incauto bañista, ¿verdad? Es lo que su naturaleza le pedía. Tampoco sentaría ante un tribunal a un león del zoo si un pobre cuidador acabara en la panza del bicho. No tendría sentido. El animal carece de moral, porque carece de libre albedrío. El libre albedrío dota de esplendor o de sombras a las vidas de los seres humanos. Las decisiones que tomamos, cuando son correctas, producen luz a nuestro alrededor. Cuando somos incapaces de tomar el camino correcto, bien porque escojamos mal o porque nuestro libre albedrío esté impedido, solo hay oscuridad. Esto es así porque nada surge de la nada, y al escoger con libre albedrío en el pasado, se determina un destino presente. El libre albedrío es lo que llena de sentido la decisión de Inmaculada Echevarría de pedir que le desconecten su respirador. Escoge su propio camino en pleno uso de sus facultades mentales, y recibe el permiso de las autoridades. El libre albedrío también lo ejerció De Juana Chaos cuando escogió matar a 25 personas inocentes -que no habían escogido morir ese día-. Cuando escogió amenazar a personas que no habían escogido vivir bajo el miedo. Cuando escogió hacer huelga de hambre para liberarse de las consecuencias de las acciones que tomó con libertad. Hemos visto en pocos días dos personas postradas en una cama de hospital decidiendo libremente sobre sus vidas. ¿Por qué se respeta el libre albedrío de Inmaculada Echevarría y no el de De Juana? En otras palabras: ¿Tenía libre albedrío el Gobierno cuando tomó la decisión sobre De Juana? Dejo al buen sentido del lector la respuesta.