Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

Creado:

Actualizado:

PARECE que eso que llamamos «pueblo», vocablo que el diccionario define como gente sencilla y común, nunca alcanza la mayoría de edad. Nos dicen lo que debemos hacer y lo que nos está prohibido y, en algunos casos, lo que es obligatorio que hagamos, o sea lo que no nos prohíben. Siempre se empieza por las consignas políticas, oscuramente precedidas por las religiosas, y se acaba con las sanitarias. Son cosas que se interfieren, ya que las normas de conducta gástrica que postulan las distintas creencias tienen una evidente repercusión en la capacidad de guerrear de sus adeptos. Si no hubiera ayunos y abstinencias o si no se hubiese inventado el ramadán, habría disminuido la capacidad combativa de los ejércitos. Ahora seguimos en las mismas y el afán de todos los Estados es contar con gentes dispuestas a morir cuando estén rebosando salud. La campaña contra el tabaco, con el tiempo, ha llegado a ser atractiva para los fumadores. Eso de encontrarse con letreros impresos en cada cajetilla augurándonos horribles padecimientos forma parte del alquitrán y la nicotina. ¡Con lo fácil que hubiera sido la dificultosa operación de suprimir los estancos! En vez de decirnos que fumar conduce a la impotencia o a la demencia o al cáncer, lo verdaderamente persuasivo sería no vender tabaco. Ahora se amplían las advertencias. Los diarios no podrán insertar publicidad de alcohol en sus portadas y contraportadas, lo que quiere decir que las inducciones a tomarse una copita estarán restringidas a las páginas del interior. Pronto nos encontraremos con letreros en las botellas advirtiéndonos de sus efectos dañinos, según su graduación. No nos dejan ni siquiera que nos equivoquemos. O que elijamos la muerte que más nos gusta. No la que ellos prefieren, que es por aburrimiento.

tracking