Diario de León
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QUE GALLARDÓN será candidato del Partido Popular a la presidencia de Gobierno en un futuro no muy lejano lo duda poca gente, pero hay muchos dispuestos a poner trabas. Cabe preguntarse por qué. Y vienen a la mente pecados capitales como la envidia, por ejemplo, o la lujuria -léase la erótica del poder-. No es que Gallardón no tenga sus propios defectos, comenzando por la vanidad. Pero una gestión llena de éxitos al frente de la Comunidad de Madrid y de la alcaldía han perfilado el papel de un hombre inteligente, trabajador y con ideas propias. Y esto es lo que choca en un PP que sigue dominado por la faraónica sombra de Aznar y las más insidiosas y conspiratorias de Acebes y Zaplana, dos políticos a los que les ha sonó la hora del retiro tan pronto quedaron patentes sus flagrantes mentiras en el 11-M. A un político se le puede perdonar que se equivoque o que presuma. Pero no que robe, ni que mienta ni que holgazanee. ¿Y qué hay de Rajoy, ese gallego ilustre que se inmolará en las generales del 2008? Pues que ya anda diciendo que no se va a ir para casa si pierde -mal empezamos-, con lo que retrasa aún más la posibilidad de que el Dream Team del centro derecha español saltase a la palestra. Un dúo Rato-Gallardón o Gallardón-Rato, tanto monta, monta tanto. Sorprende que desde la tierra de Rajoy comienzan a aparecer los primeros apoyos a Gallardón. Y lo hacen en boca del presidente de honor y fundador del partido, que insiste en que hay que preparar las sucesiones. Y lo hacen también en boca del presidente del PP gallego, que dice que a él lo que le preocuparía es que Gallardón no quisiera figurar en las listas. Si Manuel Fraga -que no es precisamente un adalid de la progresía- y Núñez Feijoo comienzan a apoyar a Gallardón, será que se huelen que van a chupar oposición cuatro años más, y que la de Rajoy es una figura gastada. Si don Mariano fuera hombre de partido se sacaría de en medio y dejaría al Dream Team pelear por el Congreso el año que viene. Y ahí si que ZP iba a temblar como una hoja.

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