Diario de León
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A la última | lorenzo silva

Hay agravios que parecen inextirpables, hasta que, de pronto, alguien va y los extirpa. Por ejemplo, he aquí que llegan al poder en el Reino Unido un par de jovenzuelos y suprimen el privilegio, invitando a los ministros a servirse de vehículos oficiales compartidos o, en su defecto, del transporte público. Y por si eso fuera poco, anuncian a los selectos burócratas británicos que en adelante se vayan olvidando también de volar en primera clase. En seguida saltarán quienes reputen de demagógica y anecdótica la medida, porque a la postre sólo supondrá ahorrar unas pocas libras esterlinas. Pero muchas menos se sacan metiéndole tijera a una pensión, y no por eso deja de hacerse; con el matiz de que la austeridad desde el poder tiene valor ejemplarizante, y ayuda a quien demanda sacrificios a sus conciudadanos a resultar creíble. A partir de ahora, deberíamos poner bajo vigilancia la flotilla ingente de vehículos oficiales que acumulan nuestros 18 gobiernos, con todos sus organismos autónomos, más municipios y diputaciones. Viendo en cuánto se reduce, sabremos de la convicción de nuestros líderes. Otro de esos gestos alentadores nos ha llegado en los últimos días desde Aragón. Sostienen diversos grupúsculos influyentes (tanto como para, hasta la fecha, condicionar la política legislativa del Gobierno central en esta materia) que después de una ruptura matrimonial la cuestión de la custodia de los hijos ha de abandonarse a una disputa que la práctica salda en el 90% de los casos con la custodia materna exclusiva y el desplazamiento del progenitor varón. Nunca han dado explicaciones satisfactorias de sus motivos, pero tampoco les ha hecho falta. Así es y así nos hemos hecho a soportarlo. Pues bien, Aragón ha decidido que sus habitantes se libren de ese atraso, generador de sangrantes injusticias y conflictos, estableciendo como regla la custodia compartida, esto es, la igualitaria asunción por parte de los progenitores de la responsabilidad sobre la prole. Y lo ha hecho con un amplio consenso, y pronto empezará a recoger los frutos de sustraer este asunto a la especulación ventajosa para una de las partes, y perjudicial para quienes más deberían ser protegidos. El ejemplo ya está dado. A ver si cunde. A partir de ahora, ya no vale la excusa de que no puede hacerse.

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