Diario de León
Publicado por
ANTONIO NÚÑEZ
León

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Si el cachondo policía de las películas de Santiago Segura se hubiera metido a político, da igual de qué partido, ya lo habrían desplumado. Pero menos que él a nosotros como presidente autonómico. Es una opción a considerar después de la condena de seis años de cárcel al balear Jaume Matas por corrupción en la primera sentencia de lo que promete ser una tacada de quince o más en malversación de dinero público. Las crónicas de tribunales son hoy de obligada lectura si uno quiere enterarse de los asuntos de Estado.

Y el caso de Matas es sólo el chocolate del loro, cágate lorito, al lado de otras que sus señorías togadas están instruyendo todavía. Ahí está, por ejemplo, el de los ERE del paro andaluz, donde volaron cientos y quién sabe si miles de millones de euros. El chófer del exdirector general de Trabajo de la tierra de María Santísima, un tal Juan Francisco Trujillo —por lo demás de gran parecido en la sobrebarriga a Torrente— ha confesado con desparpajo cañí que buena parte de esos fondos se los trajinaron en putas y cocaína, así como suena, entre él y su señorito, otro tal Javier Guerrero, a razón de veintitantos mil euros al mes. Oiga, con esa potencia las mozas de alterne debieron de quedar exahustas o hasta las narices, elija usted.

Éste es un país donde noticias así no provocan dimisiones en cadena, empezando por la del váter, sino como mucho un interesante incremento en la tirada de los periódicos, que antaño, una vez leídos, se usaban para limpiarse donde la espalda pierde su honesto nombre al decir del poeta. Hoy, en cambio, te dejarían perdido de mierda de todas clases. Algunas veces las noticias producen hasta hilaridad, como que el mismo día de la condena de Matas ladrones anónimos robaran en Madrid las oficinas del «cobrador del frac» llevándose la caja fuerte en una carretilla a lo Mortadelo y Filemón. Seguramente los cacos pensaron, con buen criterio, que la empresa de los del traje negro debe de ser una de las pocas aún solventes en una España arruinada.

A la hora de escribir estas líneas se desconoce si Jaume y los del cártel sevillano de la coca han ingresado ya en la trena. En todo caso da igual porque ninguno ha dicho nada de devolver el dinero, que es lo que importa. Y, hombre, confieso al tribunal estar dispuesto a declararme yo también culpable para seis años y un día o los que haga falta, si previamente me abonan veinte o treinta millones de euros. Dividiéndolos entre el tiempo que iba a pasar en el talego salen por un pastón al año, empleo fijo y fabuloso donde los haya.

El problema de la corrupción en España es que da mala imagen por ahí fuera, pero no tanto por la pasta gansa como por la horterada. Matas tenía en su mansión palacete de Mallorca ciento cincuenta trajes, menos uno a rayas, y un wc con mango de escobilla de oro, que seguro no había comprado en Ikea porque le costó trescientos euros. Lo de los ERE andaluces dilapidados en bares nocturnos de señoritas que fuman mejor que lo investigue Torrente, el madero más casposo, porque ahí daría el pelotazo de su vida. Por cierto, Santiago Segura es seguramente el único cineasta español que se ha hecho rico sin necesidad de subvenciones.

Hay quien dice que después de Jaume están las barbas de Urdangarín a remojo. Podría ser, porque el principesco mozo tampoco se ha cortado un pelo. Pero a ver quién le pone ese cascabel al gato y si otro no se come el marrón. De momento apesta en la Casa Real. Y quien dice él dice cualquiera. Repase usted la lista de concejales de su pueblo y observará que ninguno se ha arruinado en política. Muchos han cambiado de coche y el que menos ha colocado a su cuñada en el ayuntamiento (algunas son familias numerosas) y esas pequeñinas corruptelas han derivado tambien a que en España haya cinco millones de funcionarios, otros tantos parados y el doble de pensionistas que no tienen de dónde cobrar.

Comentando a la hora de los vinos éstas y otras ociosidades con uno de la pasma ya jubileta que sabe menos de economía que Torrente y Zapatero juntos —el último se ha estrenado en Venezuela con una conferencia para empresarios, así que seguro que baja el petróleo— me soltó lo de Matas con un «Mira también los tuyos... ¿Eh?». No hay forma de meterle en la materia gris, debajo de la gorra de plato cuadrada y del mismo color que gastaba cuando Franco, que servidor es apolítico entre Esperanza Aguirre y María Teresa Fernández de la Vega. O sea que ni fu ni fa.

Coño, si fueran de los míos ya les habría cobrado comisión.

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