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Los cien años de la dama del ‘patsuezu’

Se cumple el centenario del nacimiento de la escritora Eva González. La familia publicará sus memorias inéditas, Hestoria de mia vida, en una edición bilingüe

Eva González. FAMILIA GONZÁLEZ-QUEVEDO

Eva González. FAMILIA GONZÁLEZ-QUEVEDO

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ana gaitero | león

El 17 de enero de 1918, hace hoy cien años, vino al mundo, en el pueblo de Palacios del Sil, Evangelina González Fernández. La benjamina de Teodosio y Felicidad, un matrimonio dedicado a la agricultura y la ganadería, fue bautizada al día siguiente y siempre la llamarían Eva.

Se trata de Eva González, la dama de la llingua lleunesa, la mujer que se atrevió a escribir en su lengua materna, el patsuezu que se hablaba y aún pervive por aquellas tierras enriscadas, pobladas de osos y surcadas por el río Sil y mil arroyos.

Es la autora de Poesías ya cuentos na nuesa tsingua, Poesías ya hestorias, Bitsarón, que fueron sus primeros libros de 1980 a 1982, y también de Xentiquina y Xeitus publicados en 1983 y 1985, como de Brañas d’antanu ya xente d’anguanu, de 1990 y Poesía completa (1980-1991). Y además de Ruda, Ruda, que apareció en Cuentus de nós en 1983 y Las tres fichas, en Cuentos de León, de 1996, cuando ya empezaba a minar su salud la enfermedad de Alzhéimer.

Aún en vida, en 2006, se publicó La caldera ya’l xastre, en Cuentos del Sil, y el año en que dejó este mundo nació una nueva publicación de esta autora tan prolífica como discreta y sensible a la memoria, a sus raíces y a la tierra en que nació.

Se publicaron en 2007 sus Poesías ya cuentus na nuesa tsingua, en una edición facsimilar y completa, así como Cuentos completos al año siguiente y Pequena enciclopedia de nóss en 2011. El silencio de Eva González vuelve a romperse con motivo del centenario de su nacimiento.

«Yera una nueite d’iviernu fría, de las muitas que siempres se vienun pula nuesa tierra. Nevarruscaba ya faía un airón que sutrumía las casas. Nu tsugar, cuandu de nueite piechu salía la xente de los calechus atapábanse bien cun pañuelus ya mantietsas, pus aquetsa cirria yera tan furticona que apagaba lus candiles cunus que s’atsumaban.»

Así comienza Hestoria de mia vida, la autobiografía inédita de la escritora de Palacios del Sil. «No quiso que se publicase mientras vivía», explica su hijo, el escritor Roberto González-Quevedo, que comparte rúbrica y autoría con su madre en casi todas sus obras. «El manuscrito consta de 70 folios escritos en nuestra lengua tradicional. Tiene gran calidad literaria y un alto valor lingüístico. Además, aporta datos interesantes de la vida tradicional en el Alto Sil y en el seno de una familia ganadera y campesina», explica. Eva González finalizó estas memorias en el mes de octubre de 1988 y no quiso sacarlas a la luz en vida. Tal vez porque contiene «algunas informaciones valiosas históricamente», aunque su hijo resalta que «no tiene un enfoque político: en esta obra de Eva González quiere resaltar que por encima de la política están los valores humanos y la solidaridad».

El libro verá la luz a mediados de 2018 y será bilingüe. Son las memorias de la niña que con seis años empezó a ir a la escuela y prometía, pero a la que su familia no le pudo dar estudios por falta de medios. De la cría que a los diez años, a raíz de un accidente doméstico —se quemó con agua hirviendo— descubrió su pasión por la lectura en la convalecencia. La vida de la joven de 22 años que el 4 de agosto de 1936 huyó de Palacios del Sil con su familia, simpatizante de las ideas republicanas, y con otros vecinos para esconderse en los boscosos e intrincados montes que rodean el pueblo y finalmente, el 21 de septiembre, cruzó andando el frente de guerra para pasar a la zona republicana asturiana. De la mujer que se casó en 1940 con Enrique González-Quevedo y tuvo cinco hijos y vivió en muchos sitios de España pero siempre volvía a su pueblo. Muchas veces en presencia y siempre con el alma y la pluma. Eva González escribía para recordarlo.

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