Diario de León

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Hoy, fiesta nacional. Aquí. A falta de una celebración nacional española, este es tu día como estado número cincuenta y tres que eres de la Unión. Celebra tu Dependence Day, engulle una hamburguesa, bebe una cocacola, pon la mano civil sobre el corazón y canta finalmente el himno de tu dependencia, que es un eructo de tripona cervecera con un signo musical de calderón para alargarlo indefinidamente. Bien. Talmente pareces de Minessota y ya puedes ser un extra en la película mundial que se montan los americanos (si además fueras capaz de tirarte un pedo de gas mostaza, te harían marine). Ahora, apéate de la fantasía y siéntate en esas zarzas. Deja la banderita y el Amazing Grace. Ponte. Así no. De culo. Te toca comprar un piso y lo han subido un quince por ciento. La plusvalía es el verdadero himno nacional de este país que gana en la especulación lo que pierde desmantelando y subsidiando. Se dispara la vivienda. Sube una burrada. Desde comienzos de los setenta, que recuerde, cada vez que dijeron que los pisos estancarían precio o bajarían, mintieron. En Inglaterra esa subida ha sido del veinte por ciento. Fenómeno contagioso. Las ciudades crecen imparablemente. El dinero, que es cobarde, se hace urbano y se refugia en el mercado inmobiliario. La intención y atención política enchufa la manguera al desarrollo de barrios y polígonos. Farolita y despilfarro. Jardinete firulí y jubiletas. Recalificación y revalorización. Garrote vil al medio rural (que escarden cebollinos). El último dinero negro de pesetas rubias cayó en el pozo de promotoras y constructoras. Hoy, euro mediante, los precios de los pisos se siguen falseando, pues una cosa es la escritura y otra el mondongo. Esta estafa es parte del sistema ¿o es el sistema una estafa en sí?... Cada español de nómina y galera se deja desollado el cincuenta por ciento de sus ingresos en las zorrísimas hipotecas que les tienen presos de patas media vida, achantando en curros guarros y contratos de cuerda al cuello, dóciles de borreguismo nacionalizado. Obsesiona tener un piso propio. En Suiza, el país europeo de más alta renta, el cuarenta y cinco por ciento de los ciudadanos se inclina, sin embargo, por viviendas en alquiler. Explícatelo.

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