Seis religiones en busca de la paz desde León

Mientras en las Cortes de Castilla y León, resonaban los insultos a sus contrincantes, en el convento de los Capuchinos de León seis religiones diferentes, mayoritarias y minoritarias, escenificaban el acto central de los  tres días de la jornada del diálogo interreligioso en León. 

«Es algo que queremos empezar para hacer un camino en el respeto para construir la fraternidad universal para vivir el amor y la paz», explica el hermano Federico Albini, de la orden de los Franciscanos Capuchinos y encargado por la Diócesis de León para la misión.

Las seis confesiones buscan conocerse, respetarse y trabajar juntas desde León «para hacer un mundo mejor», como indica Pilar Diez, la única judía de León.

Palabras que suenan casi extrañas en un mundo marcado por los conflictos y las crisis de valores, este martes fueron convocadas con salmos y oraciones de las seis creencias que se han sumado a la iniciativa. El obispo de León, Luis Ángel de las Heras, escuchó todas las oraciones. 

La comunidad musulmana invocó el amor; la comunidad judía, la paz; la amistad tomó cuerpo en la oración ortodoxa; de la unidad se hizo cargo la representante de la religión bahá’í ; el representante evangélico puso en el centro el diálogo y el católico, la fraternidad.

Con la idea de que establecer un diálogo entre los diferentes credos y reconocerse en la diferencia con respeto tratan de sembrar una semilla en una ciudad pequeña, pero con una visión global. «Si llegamos algún día a buen puerto, lo dirá la historia», comenta Carmen Paniagua, una de las cuatro personas que componen la comunidad bahá’í en León.

Esta religión figura entre las más nuevas —se funda en 1844 en Persia— y ha llegado a León a través de esta mujer que se encontró con su fe en Tenerife. «Somos siete millones de personas en el mundo de diferentes etnias, culturas, edades y sexos», afirma.

Encontrarse en la diversidad y valorarse sin tratar de imponerse sobre el otro es el punto de partida de este diálogo.

«Es necesario porque la religión ha sido fuente de muchos conflictos y debe ser un medio para lograr la paz», añade Pilar Diez, la única judía practicante de León, la ciudad que contó con una notable judería y un personaje tan destacado como fue Moisés de León.

El  sacerdote y coordinador de la Delegación de Comunión Fraterna, Juan José Andrés, abrió la jornada de diálogo interreligioso el lunes. Habló de construir la fraternidad a partir de tres líneas básicas. La primera pasaría por «romper los estereotipos del pasado y construir a partir de nuevas soluciones, no sólo a nivel individual sino también a nivel global». 

La segunda es la humanización de lo social, lo religioso y lo político. «Tenemos que humanizarnos un poco más, rescatando los valores de respeto, conciliación, justicia y honestidad». El diálogo es la herramienta que ha de atravesar este cambio. Un diálogo que pasa por «escuchar, tener en cuenta la visión del otro, para construir una nueva realidad»,

Andrés enfatizó la capacidad del ser humano de destruir, pero también de construir. Y hacia ahí quieren encaminar los pasos con las oraciones. Todas distintas, pero todas con el mismo fin. Porque más allá de las diferencias, de los nombres de los dioses, profetas o fundadores, de los libros sagrados y los rituales característicos, «todas las religiones tienen en común el aspecto espiritual. La fuente es Dios, el amor, la justicia, la solidaridad», subraya Carmen Paniagua.

Quizá no puedan cambiar el mundo ni parar las guerras o las desigualdades, como apunta Pilar Diez. Pero están convencidos de que pueden influir en un giro de la humanidad para que algo cambie.

«A nivel mundial, se me escapa, no está a mi alcance. Se trata de mirar a tu alrededor y tender la mano a tu vecino, a tu familia», añade.