Diario de León

Medio siglo sin fabricar el 600

Seat inició la producción del mítico «pelotilla» en 1957 en Martorell y el popular utilitario que marcó la época del desarrollismo en España se dejó de hacer en 1973

Cadena de montaje del Seat 600 en Martorell donde se inició su fabricación en 1957. DL

Cadena de montaje del Seat 600 en Martorell donde se inició su fabricación en 1957. DL

Publicado por
Ana Ochoa
León

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El «pelotilla», por su forma redondeada, o el «ombligo», porque todo el mundo tenía uno, el utilitario más popular se dejó de fabricar hace 50 años. Llegó a tener hasta una canción: «Adelante hombre del seiscientos, la carretera nacional es tuya», decía el estribillo de una canción de Moncho Alpuente, una oda al «caballo de metal», como describía al 600, a los domingueros, a los fines de semana y a las primeras caravanas.

El responsable de Seat Históricos, Isidre López, cree que el 600 es el coche más «mítico» de la historia de Seat y probablemente de todo el país, porque es el que contribuyó a la «movilidad masiva» de muchas familias que con él pudieron viajar en verano al pueblo o a la playa, con el automóvil lleno de niños y la baca a rebosar de maletas.

«El Seat 600 ha marcado la historia de España, fue un símbolo del desarrollismo y fue clave para entender cómo evolucionó la sociedad española. Creó la cultura del fin de semana y facilitó que mucha gente viera el mar por primera vez, viajara por Europa y que los emigrantes volviesen al pueblo de vacaciones», explica López. También contribuyó a crear las tan temidas caravanas de los domingos, pero, sobre todo, «el 600 ayudó a mejorar la calidad de vida de la gente, aportando un plus de movilidad, lo que permitió también acceder a trabajos que estaban más lejos del domicilio, en un momento en el que los transportes públicos eran bastante precarios».

Por ello, se fabricó un coche «capaz de movilizar a un país sobre ruedas». Un utilitario hecho para llevar a 4 personas homologadas, «aunque a veces el número de ocupantes doblaba lo permitido», con una velocidad punta de 100 kilómetros por hora, que gastara poco combustible y que fuera muy económico. «Fue un invento que ayudó a que las cosas fueran mejores y a aumentar las aspiraciones de la sociedad», asegura López. Cuando en 1957 el primer Seat salió de la fábrica de Martorell (Barcelona) costaba unas 65.000 pesetas, unos 390 euros, lo que representaba el salario de tres años y medio.

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