Diario de León

Historias de vida y secretos de la montaña de León

La fuerza de la montaña marcó el carácter de varias generaciones de leoneses que se adaptaron en comunidad a las duras condiciones de vida. El psicólogo Miguel A. González Castañón ofrece una conferencia mañana lunes en Valdepiélago para dar las claves de las costumbres en las cumbres.

La caza del lobo era una fiesta para los pueblos. En la segunda fotografía del centro, cedida por Miguel A. González, Castañón, se ve a un grupo de niños y niñas junto a un carro en el que se transporta a un lobo muerto, matado por uno de los vecinos. «Era costumbre que cuando se mataba a un lobo se paseara por los pueblos y los vecinos premiaban al cazador agasajándolo con propinas y con comida». La fotografía, captada en Valverde del Curueño por el cura del pueblo, inmortaliza el instante en el que los niños y niñas participan de la celebración. El grupo de escolares fotografiados por el párroco don Antonio en los años 65 y 67 en Valverde del Curueño, reflejan una vida ahora impensable en la zona rural, sin relevo poblacional y sin niños y niñas que jueguen en grupo en las calles con madreñas, como las que llevan algunos en la fotografía. «Era normal llevar zapatillas y calzarte las madreñas para ir al colegio. Recuerdo que jugábamos al futbol con ellas puestas, estábamos acostumbrados», recuerda González Castañón, que también hablará de esta costumbre en la conferencia que ofrece mañana sobre la vida en la montaña de León.

La caza del lobo era una fiesta para los pueblos. En la segunda fotografía del centro, cedida por Miguel A. González, Castañón, se ve a un grupo de niños y niñas junto a un carro en el que se transporta a un lobo muerto, matado por uno de los vecinos. «Era costumbre que cuando se mataba a un lobo se paseara por los pueblos y los vecinos premiaban al cazador agasajándolo con propinas y con comida». La fotografía, captada en Valverde del Curueño por el cura del pueblo, inmortaliza el instante en el que los niños y niñas participan de la celebración. El grupo de escolares fotografiados por el párroco don Antonio en los años 65 y 67 en Valverde del Curueño, reflejan una vida ahora impensable en la zona rural, sin relevo poblacional y sin niños y niñas que jueguen en grupo en las calles con madreñas, como las que llevan algunos en la fotografía. «Era normal llevar zapatillas y calzarte las madreñas para ir al colegio. Recuerdo que jugábamos al futbol con ellas puestas, estábamos acostumbrados», recuerda González Castañón, que también hablará de esta costumbre en la conferencia que ofrece mañana sobre la vida en la montaña de León.

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Una red comunitaria tan fuerte que ancla a la tierra y a la sangre con tal fuerza que evita los problemas de salud mental y puede al mismo tiempo desencadenar rencores que pueden ser motivo de las peores tragedias. Una alimentación monocorde con el sustento básico de los productos más próximos, como el trigo, los garbanzos, las ovejas, las cabras, las patatas y la leche, «considerados hoy en día poco variado para ser saludable», fue fuente suficiente para prolongar la vida de sus habitantes más allá de los 80 años. Unas condiciones de vida duras y empobrecidas expulsaron el analfabetismo imperante en el 30% de la población española de los años 30 gracias a que las familias, cargadas de hijos e hijas, supieron y anticiparon la educación apoyándose en conventos y seminarios.

Y también hay memoria de crímenes. De estos secretos que se vivieron a voces en algunas de los pueblos de la montaña hablará el psicólogo Miguel A. González Castañón en la conferencia titulada Lo que la montaña enseña que ofrecerá este lunes 14 de agosto a las 20.00 horas en el Ayuntamiento de Valdepiélago, con motivo de la celebración de las fiestas de la localidad.

«En los pueblos de la montaña había una gran tensión demográfica en esos años, lo contrario de lo que ocurre ahora. Había muchos niños y niñas en las casas y los padres eran conscientes de que había que encontrar una salida para ellos y los enviaban a los seminarios y los conventos para que estudiaran y luego se salían. Esa es la razón por la que mientras que en el resto de España l un 30% de la población era analfabeta en la montaña de León apenas había». Ahí se sentaron las bases para el éxodo rural «que comenzó de forma imparable con la Guerra Civil y todavía continúa».

González Castañón dará a conocer en la conferencia las claves de la vida en la montaña y recuerda, como Hipócrates en el siglo IV a.d.c. sentó las bases de la influencia del agua, el aire y la configuración de los lugares en el comportamiento de las personas. «Galeno (S.II d. d. c.) siguió la tradición hipocrática, que se mantuvo hasta principios del S.XX. También veremos cómo el P. Feijoo describe las duras condiciones de los habitantes de la montaña, hasta llegar a uno de los más ilustres montañeses, Vicente Diez Canseco, médico, natural de Genicera, que escribió sobre una epidemia de viruela que padeció León en 1863, conocedor de la salud y la enfermedad de los montañeses, que ya demuestra la inmunización de las mujeres montañesas contra la viruela, al ser las encargadas de ordeñar las vacas».

Individualismo y apoyo

Y pese a todas las carencias y dificultades, González Castañón asegura que los problemas de salud mental eran escasos. «Había una gran red de apoyo comunitaria». Ahí pone el acento el psicólogo porque lo considera la clave de una vida saludable. «Una vida saludable y feliz no sólo tener el colesterol controlado y todo lo demás, sino los niveles de apoyo social, familiar y de vecindad que se tenga». Y de eso, según Castañón, había mucho en los pueblos. Pese a que la montaña educa en el individualismo y el aislamiento. «Parcos en palabras, sí, tendentes al aislamiento individual, pero volcados en lo comunitario, precisos y con sentido del humor muy característico. Un estilo de vida que estamos perdiendo».

Todo bien hasta que la chispa salta y algo se tuerce. Y en los pueblos esa chispa puede provocar grandes desgracias. Como los asesinatos y el suicidio de Crodulfo en Olleros de Sabero en 1924.

La historia más negra de los pueblos que trasciende al tiempo. En la crónica negra más reciente de León está el ocurrido en el año 2016 en Redipuertas . De pronto, la tranquilidad y la aparente armonía en un pequeño pueblo de treinta habitantes de la provincia de León se trunca y se convierte en noticia nacional por una discusión provocada por las lindes de los terrenos, fuente de tantos conflictos. Un vecino disparó y mató a su propia prima por la delimitación de las tierras, un delito por el que fue condenado a 20 años de prisión tras descartarse un trastorno mental.

O el desarrollo de historias como las de Ismael, al que dicen que la Virgen se le apareció en La Vecilla.

Cientos de imágenes

«En la conferencia analizaré el carácter de los montañeses, muy marcado por las duras condiciones de vida, que es una mezcla de individualismo acérrimo y cooperación comunitaria (visible en concejo y hacenderas). Detallaré los principios por los que se regían en la felicidad y en la desgracia, la fuerza de las pasiones y los colchones emocionales que utilizaron ante las vicisitudes de la vida y los aprendizajes desde la infancia hasta el abatimiento de la decrepitud. Las influencias del clima y el ambiente en las costumbres y el modo de vida, el humor lacónico y lapidario. No podemos dejar que se pierda un patrimonio inmaterial que, desde hace siglos, se ha ido construyendo, para ser lo que somos. Todo ello desde el punto de vista de la Psicología contextual y con cientos de imágenes de apoyo»

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